Los Cardenales de San Luis han entrado a ocho de las últimas 10 postemporadas, disputado siete Series de Campeonato de la Liga Nacional, llegado cuatro veces a la Serie Mundial y ganado dos anillos.

Con ese resumé, algo queda en evidencia: la ciudad de San Luis tiene a uno de los equipos más consistentes de las Grandes Ligas desde el 2004.

Y ha sido clave en cada una de esas temporadas y una pieza fija en los diferentes elencos que han salido a jugar durante todos esos año el receptor puertorriqueño Yadier Molina.

La clave del éxito también está anclada en el orgullo que sembró en los jugadores Tony La Russa, dirigente de los Cardenales entre 1996 y 2011.

“La organización ha hecho un buen trabajo y contratado un buen grupo de coaches que han dado el todo por el todo para hacer al equipo uno ganador”, dijo Molina a Primera Hora desde San Luis, lugar donde esta noche inicia la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Gigantes de San Francisco.

“También es parte de la influencia que La Russa tuvo sobre nosotros... eso de enfatizar en los jugadores que hay que jugar cada vez con más ganas y la importancia de lo que significa ganar. Eso uno lo aprende y cuando se es veterano uno lo pasa a sus compañeros. Nosotros los más veteranos del equipo le pasamos esa enseñanza a los novatos”, prosiguió.

Y si alguien demuestra entrega y ferocidad para conseguir cada victoria es Molina, un jugador que se ha vuelto fundamental para que la maquinaria de los Cardenales funcione a la perfección.

San Luis juega a otro ritmo cuando Molina no está detrás del plato. Las estadísticas de la novena durante el periodo que Molina estuvo en su proceso de recuperación para reparar un desgarro de su dedo pulgar derecho son una prueba fehaciente de eso.

Según mlb.com, a los Cardenales les habían estafado 25 bases en 40 partidos sin Molina detrás del plato a partir del 12 de junio.

En su ausencia, los Cardenales jugaron para récord de 21-19. Después de su regreso el 29 de agosto, el equipo trabajó para una marca de 18-9 para obtener el título de la División Central. Luego en los playoffs despacharon a los Dodgers de Los Ángeles en cuatro partidos.

Molina es consciente de ello y por eso aceleró su rehabilitación y regresó una semana antes de lo que los médicos habían estimado como el periodo mínimo de recuperación.

El doradeño confesó ayer que, luego de cinco semanas de retorno al diamante, aún no se siente del todo recuperado.

“No estoy al 100 por ciento. Cada vez que le doy a la bola siento una molestia en el dedo. No la he dejado de sentir. Pero estoy mejor que hace un mes”, manifestó Molina, quien bateaba para promedio de .287 y 30 carreras remolcadas a en 83 partidos jugados antes de su lesión el 9 de julio.

En la parte final de la temporada regular bateó para promedio de .267 con ocho carreras empujadas. En los cuatro partidos ante los Dodgers su promedio fue de .200.

“Los doctores me dijeron que mi recuperación sería entre ocho y 12 semanas y algunos me aseguraban que iba a perder el año, pero regresé antes. Yo tenía muchas ganas de regresar y ayudar al equipo. El dedo todavía está débil. No voy a mentir, pero puedo catchear. El bateo llegará poco a poco con más fuerza”, señaló Molina.