COOPERSTOWN, NUEVA YORK. ¡Qué clase de wikén!

Solo una pregunta hizo falta para descubrir su ánimo.

“Estoy como nuevo”, dijo luego de dar un espectacular mensaje de exaltación que duró 31 minutos, que dirigió en español e inglés para complacer a todos, y que cubrió todas las bases, comenzando por Dios, continuando por la familia y cerrando –sin restar méritos- por todas las personas que le ayudaron, incluidos los fanáticos.

“Fue un broche de oro”, agregó Rodríguez.

Y anoche también se encaminaba  a cerrarlo con  broche de bronce, ya que  colocarían su placa de exaltado en el salón de inmortales del Museo del Béisbol Nacional de este pueblo.

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Para poner en perspectiva lo significativo de la placa, Rodríguez es tan solo el cuarto puertorriqueño en el Salón de la Fama entre los más de trescientos boricuas que han llegado a jugar en Grandes Ligas.

Y está entre los 223 inmortales en el salón, los que se destacaron entre el par de decenas de miles de jugadores que han pasado por las Mayores.

Este domingo fue solamente uno de varios  días que el vegabajeño disfrutó en este pueblo en el fin de semana.

El sábado, por ejemplo, lo llevaron ‘en calesa’ por la calle principal de Cooperstown, entre medio de miles de fanáticos que lo vitoreaban. 

De hecho, esa actividad fue una caravana de hall of famers e Iván fue quien la cerró, como si fuera la atracción principal de un concierto.

Tenía aquí, además, a su familia, la cual sintió mucho orgullo  por el cariño y el trato de ‘usted y tenga’ que  le mostraron a Iván. Y ni hablar de la oportunidad que le brindó a sus familiares de codearse y compartir con decenas de hall of famers a los que solo los privilegiados tienen acceso.

Con Chichí en el golf

Y el sábado en la mañana, el boricua puso a gozar a muchos en el campo de golf al sorprender con su llegada junto a la leyenda del golf, Juan ‘Chichí’ Rodríguez.

Todo lo que hizo Iván fue llegar al sexto hoyo  en su carrito de golf acompañado de Chichí y la atención de la prensa se volcó sobre él.

El golfista tiene 82 años y no ha perdido ni una pizca de carisma. En la sala de prensa del evento lo que se comentaba era casi todo sobre él. Y los administradores del campo de golf se sintieron honrados con la primera visita del golfista espadachín en los fairways y greens construidos en el 1909. Pero mejor aún se sintieron cuando Chichí bautizó su campo al decirles “este campo es precioso”.