Río de Janeiro. Como reporteros, es completamente normal tener acceso a figuras públicas a través de entrevistas o simplemente por coincidir en actividades de interés general, las cuales el periodista está asignado a cubrir. En esta Copa Mundial de fútbol, ya me he encontrado con un par de situaciones así.

Lo más que me ha sorprendido es cómo algunos reporteros olvidan el lugar donde están cuando tienen, por ejemplo, a Lionel Messi de frente. En las dos conferencia de prensa que he cubierto con Messi presente, ha pasado lo mismo: tan pronto la superestrella argentina termina de hablar, se para de la mesa rumbo a la salida y al menos un periodista lo para en búsqueda de un autógrafo.

Messi, tan bonachón que es, en las dos ocasiones se ha parado a firmar antes de que personal de seguridad se lo lleve. Obviamente, no se supone que los periodistas estén pidiendo autógrafos, pero algunos aprovechan esa oportunidad única en la vida para intentarlo, aunque  esté mal. Después de todo, casi todos estamos en esta profesión porque somos fanáticos del deporte.

Otro caso similar se dio en la pasada semana, cuando el ex futbolista italiano Alessandro del Piero, una de las grandes estrellas en la historia de este deporte, se apareció por el centro de prensa en Sao Paulo. Rápidamente, fue rodeado por decenas de periodistas, quienes se retrataron con él. Del Piero no rechazó una sola foto y, al igual que Messi, tuvo que ser escoltado fuera del centro de prensa. De lo contrario, no salía.

Son par de ocasiones en las que el fanático dentro de uno se escapa del periodista. Nos pasa a todos. ¡Pero hay que aprender a controlarse!  

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