El invicto toabajeño José “Chelo” González recibirá hoy su tan ansiada oportunidad de retar por un título mundial cuando se mida con el escocés Ricky “Rickster” Burns, campeón ligero (135 lbs) de la OMB. 

Este choque cobrará vida en Glasgow, Escocia, marcando así la primera vez que González (22-0, 17 KO) combate fuera de Puerto Rico. 

El boricua, retador número uno en el escalafón de la OMB, único organismo que lo tiene clasificado, se caracteriza por su excelente condición física, fortaleza, buena defensa, boxeo y pegada, pero tiende a ser económico, a veces demasiado para mi gusto, en su ofensiva, y no es el boxeador más fluido en términos de desplazamiento sobre el entarimado. 

El ser demasiado económico ofensivamente es un lujo que no puede darse frente a Burns (35-2, 10 KO), un púgil que –aunque no cuenta con mucho poder en sus nudillos– tira muchos golpes y está peleando prácticamente en el patio de su casa, con el efecto que siempre puede tener la algarabía de la fanaticada en la apreciación del combate a favor del peleador local. 

Para mí, es esencial que Chelo, si quiere salir por la puerta ancha, esté más activo ofensivamente de lo que usualmente está en sus peleas. No puede bajo ningún concepto regalar ni un solo asalto ni dejarse dominar por el “frío olímpico”. 

Hay que reconocer que el puertorriqueño es un púgil hecho a pulmón, con tan solo cinco peleas como aficionado y prácticamente invisible hasta hace muy poco para muchos dentro la amplia cantera de talento boxístico local. 

Burns, quien también reinó en el peso superpluma (130) de la OMB –donde se coronó al destronar vía decisión unánime al también boricua Román “Rocky” Martínez–, representa un salto en calidad de oposición para el retador. El escocés no combate desde el pasado 22 de septiembre, cuando noqueó técnicamente en cuatro asaltos al también británico Kevin Mitchell. 

Es un peleador, como ya dijimos, de alto volumen de golpeo y es por eso que el boricua no puede dejarlo establecer su ritmo y distancia de pelea.

Otro detalle  es el gusto del retador por irse en ocasiones de espaldas a las sogas para contragolpear, estrategia que  pudiera resultar equivocada en este pareo. 

Chelo tiene que asumir la iniciativa y no puede esperar por el otro. El toabajeño tiene los atributos necesarios para salir por la puerta ancha, pero tiene que usarlos en su punto óptimo para lograrlo.