Dice una vieja perlita de sabiduría boxística, de esas que pretenden sintetizar la experiencia de muchos años en pocas palabras, que el ganador de una pelea de revancha  en la mayoría de las veces el vencedor del primer encuentro y, usualmente, de forma más fácil que la primera vez. 

Creo que esto es exactamente lo que ocurrirá en el pleito de desquite del próximo sábado entre el puertorriqueño Román “Rocky” Martínez, titular superpluma (130 lbs.) de la OMB, y el mexicano Orlando “Siri” Salido. Salido (42-13-2, 29 KO) es, a mi entender, un púgil “ablandado” o “tocado”, lo que no  quiere  decir que no sea peligroso. 

Catorce caídas sufridas en sus últimas 11 peleas es indicativo de uno o más factores: serias deficiencias defensivas, falta de balance, escasa asimilación. Pero es un peleador de poderosa recuperación y  viene de menos a más según transcurren los asaltos. Salido ha enfrentado mejor calidad de oposición, pero está mucho más golpeado y esto volverá a ser un factor en el desenlace a favor del boricua. 

Para Martínez (29-2-2, 17 KO), la receta para la victoria es hacer exactamente la misma pelea del primer choque, presionando y controlando el ritmo del combate, pero inteligentemente, evitando el intercambio indiscriminado de golpes y capitalizando en las aperturas en la guardia de su rival. Ninguno de los dos debe variar mucho el desempeño  evidenciado en el primer pleito. 

Esta es una revancha directa, sin choque preparatorio alguno en el ínterin. Martínez derribó dos veces  a Salido camino a ganar una decisión unánime (114-111, 115-110, 116-109), que incluyó la deducción de un punto al mexicano  por golpes bajos. El duelo Martínez-Salido II luce  como el pareo con mayor potencial para producir los momentos más emocionantes y dramáticos  del cartel.

Independientemente de si la pelea resulta o no mejor que el primer encuentro, creo que volveremos a ver a Rocky salir por la puerta ancha.