Las Vegas. Es la clase de pelea que Gennady Golovkin buscó desde el momento que se bajó de un avión hace seis años para asentarse en Los Ángeles.

Es la pelea que el aficionado del boxeo también ansiaba.

Golovkin y Saúl “Canelo” Álvarez se enfrentan el sábado en un combate del peso mediano que venía fraguándose durante mucho tiempo. Lo harán en el mejor momento de sus carreras y los dos prometen la clase de pegada que podría hacer que sea una pelea que quede para el recuerdo.

Tres semanas después que Floyd Mayweather Jr. y Conor McGregor se midieron en un extravagante espectáculo, el boxeo ofrecerá lo mejor a disposición en una pelea a 12 asaltos que repartirá millones de dólares a los y establecerá un campeón indiscutido en las 160 libras.

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“Es una pelea en serio”, dijo Golovkin. “Uno puede irse a su casa o acabar en el hospital. Es peligrosa. Todo el mundo entiende eso”.

Pero Álvarez también pega fuerte, y el ídolo mexicano es un excepcional contragolpeador con un estilo de pelear que debe neutralizar el asedio de Golovkin.

“No doy un paso atrás", afirmó Álvarez. “Soy un contragolpeador y me gusta intercambiar golpes”.

El duelo de estilos es lo que entusiasma a los fanáticos sobre lo que pueda ocurrir en el mismo tinglado donde Mayweather noqueó a McGregor hace tres semanas. Las entradas se vendieron por completo y se esperan cuantiosos ingresos en el negocio de televisión de pago por ver, aunque no alcanzará el mismo nivel que generó la publicitada pelea del mes pasado.

Pero de todas formas será un combate imperdible, uno que evocará de los grandes pesos medianos de la déca de los 80. Ambos boxeadores hicieron el peso pactado de 160 libras (72,5 kilos).

“Todo dependerá de quién podrán dar la trompada que defina la pelea y creo que Gennady lo hará”, dijo Abel Sánchez, el entrenador de Golovkin. “Se van a dar con todo y le darán a los fanáticos la clase de pelea que quieren y esperaban”.

No será la primera vez que los dos se encaran en un tinglado, pero lo serán en circunstancias muy distintas. Hicieron sparring en un campamento de Golovkin en Big Bear, California, en 2011 cuando ambos se preparaban para peleas. Aunque las versiones sobre lo ocurrido discrepan, ambos tuvieron sus momentos.

Pero esta es una pelea de verdad, con los títulos de Golovkin en juego y mucho. Ambos se embolsarán millones de dólares en un combate que también concita riesgos — y recompensas — para sus futuros.

“Estas son peleas que definen tu carrera”, comentó Oscar De La Hoya, el promotor de Álvarez. "Ninguno a ceder”.

Álvarez es una estrella establecida, y un ídolo de masas en México.

Golovkin, medalla olímpica de plata en los Juegos de 2004, busca consagrarse con la clase de desempeño que convencerá a los fanáticos que no se han dejado impresionar por su racha de 23 nocauts consecutivos y 18 defensas del título mediano.

Entre los dos acumulan 86 victorias y solo una derrota. Esa la sufrió Álvarez (49-1-1, 34 nocauts) en 2013 ante Mayweather en una pelea en la que reconoció era demasiado joven para aceptarla.

Las casas de apuestas en Las Vegas tienen a Golovkin como ligero favorito, 7-5. Pero ambos peleadores coinciden que cualquier cosa puede pasar.

“No es una pelea fácil para ninguno”, dijo Golovkin. “Creo que los primeros asaltos serán muy parejos. Creo que la segunda parte será más loca, como una pelea callejera”.

Para Golovkin, la pelea es la culminación de un largo esfuerzo por establecerse como el mejor mediano del mundo. Triple G vino a Estados Unidos en 2011 en busca de peleas de alto nivel. Mientras coleccionada diademas en la división, trataba de convencer a Álvarez para concretar el combate que más quería.

Eso se hizo realidad luego que Golovkin (37-0, 33 nocauts) tuvo que irse al máximo de 12 asaltos al principio de este año ante Danny Jacobs, en una pelea en la que recibió muchos golpes y ganó gracias a un reñido fallo de los jueces. Más de un experto opinó que dio muestras de cierta vulnerabilidad e incluso sugirieron que, a sus 35 años, Triple G está algo viejo.

Puras boberías, asegura.