Si las paredes hablaran, ¿qué dirían del tiempo que Mike Tyson pasó en una mansión localizada en Southington, Ohio. El ex campeón peso completo utilizó la residencia durante la parte final de la década de 1980 y los primeros años de los 1990 como base cuando entrenaba en un gimnasio a 20 millas que era propiedad del promotor Don King.

La mansión tiene todos los lujos imaginables. Desde espejos sobre un jacuzzi, una piscina que es el doble del tamaño de una residencia común, cinco habitaciones, siete baños y hasta una jaula para un tigre. Tyson se encargó de tener todo lo necesario para preparar el lugar cuando se le antojaba montar una fiesta.

Pero, cuando Tyson cayó en problemas financieros a raíz de la convicción por violación, no tuvo otro remedio que vender la residencia. En 1999, fue comprada por $1.9 millones, por muy debajo del valor y ha tenido múltiples dueños. Durante años ha permanecido cerrada y el mal estado en el que se encuentra es evidente. 

Sin embargo, la casa todavía tiene esperanzas. 

Tan reciente como el 2014, un inversionista decidió adquirirla, pero no con la intención de revitalizarla para vivirla, sino para eventualmente trasformar la misma en una iglesia.

Al menos, las aventuras de Tyson dentro de la residencia permanecerán en secreto.