Nueva York. Cuando Austin Trout llegó al Trinity Boxing Gym ayer, trajo un pelotón de amigos, fanáticos y familiares.

“Te dije que iba a tener mucho apoyo aquí en Nueva York”, fue lo primero que le dijo Trout a este diario tras entrar al gimnasio ubicado en el bajo Manhattan.

Durante toda la promoción previa a su combate de mañana con Miguel Ángel Cotto, el boricua fue descrito como el peleador “local”, ya que pelearán en el Madison Square Garden de Nueva York, ciudad donde el boricua es muy querido por la fanaticada. Cotto ha vendido más de 100,000 taquillas para sus peleas en la instalación promocionada como “la Arena Más Famosa del Mundo”.

Pero Trout, quien se había comportado de forma muy llevadera y afable durante la promoción, ayer cambió un poco el tono de su discurso.

“Soy más neoyorquino que Miguel Cotto. Mi mamá es de aquí y yo vengo desde pequeño a visitar a mi familia en Brooklyn y Harlem. Y no los puedo decepcionar”, expresó Trout mientras vendaba sus manos para una breve sesión ante los medios, en las que se concentró más en jugar con sus hijos y sobrinos que en hacer ejercicios.

“Estoy a una libra del peso (máximo permitido para el combate, 154 libras). Listo para subirme a la báscula, treparme al ring y patearle el trasero a Cotto”, aseguró Trout con mucha confianza.

El numeroso séquito que llegó al gimnasio junto con Trout incluyó varias personas que se mantuvieron gritando comentarios en favor al campeón superwélter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Bomberos apoyan a Trout

Al gimnasio también acudió un puñado de miembros uniformados del Departamento de Bomberos de Nueva York (FDNY, por sus siglas en inglés) para saludar a Trout y a su entrenador Louis Burke, quien es bombero en Nuevo México.

“Eso me hizo sentir muy bien. Todos conocen la valentía de esos bomberos. Y el que vengan a verme y a darme la mano simplemente me motiva más”, expresó Trout.

El zurdo de Nuevo México hizo muy pocos ejercicios en el gimnasio Trinity ayer. Trabajó sombras con su entrenador. Luego dedicó varios minutos a jugar sobre el cuadrilátero con su hija Kaira, de 10 años, y sus sobrinos Carter, de siete años, y Julian, de cinco. Mientras hacía sombras con los pequeños, todo su séquito se reía y disfrutaba del espectáculo. Parecía más una fiesta familiar que la última sesión de entrenamiento de un campeón mundial.

Finalmente, Trout se bajó del cuadrilátero, se puso unos guantes y le pegó a un saco por menos de un asalto. Entonces se quitó los guantes, brincó cuica y acabó la sesión. Sus familiares aplaudieron y vitorearon al campeón.

“Voy a tener apoyo (en el Madison Square Garden mañana)”, pronosticó Trout. “Y deja que llegue la mitad de la pelea, cuando esté dominando a Miguel Cotto. Entonces todos los que lo apoyaban a él me van a estar apoyando a mí”.

Trout aprovechó para agradecer el trato que recibió cuando visitó la Isla a comienzos de octubre pasado como parte de la gira promocional previa al choque del sábado.

“De verdad que me trataron bien allá. Mucho mejor de lo que me tratan los puertorriqueños de aquí (Nueva York)”, dijo el esgrimista zurdo. “Me gustaría volver a visitar Puerto Rico. Pero primero espero a que baje toda la euforia que va a haber luego que le gane a Cotto”.