LA HABANA. Sobre un modular en la pared morada de la sala de su casa, la familia de Idamelys Moreno colocó algunos objetos queridos: delfines de cerámica, una imagen de San Lázaro y una medalla que ella ganó como luchadora en 2013. Ahí también hay una foto que la muestra tal como la joven se siente más feliz: con ropa deportiva y los puños cerrados a la altura del mentón.

Boxeadores cubanos ganaron decenas de medallas olímpicas, pero ahora hay un prometedor grupo de púgiles mujeres en la isla que quiere incrementar ese récord. Moreno y varias colegas se propusieron destruir los prejuicios machistas y patriarcales y entrenan con la ilusión de que las autoridades les permitan convertirse en el primer equipo cubano femenino de boxeo.

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"¿Qué haré en cinco años? Si se aprueba el boxeo femenino, yo me veo en las olimpiadas de Japón 2020. Ése es mi sueño", dijo Moreno, una muchacha de 24 años, cuerpo fibroso y una cabellera con decenas de trencitas recogidas en la nuca, a The Associated Press.

Moreno comenzó a practicar deporte a los 12 años y se especializó en lucha, pero una lesión en el hombro le impidió seguir en el equipo nacional. En 2014 se interesó en el boxeo y en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético -la prestigiosa cantera cubana del alto rendimiento- conoció al pugilista y subcampeón olímpico Emilio Correa (hijo), quien se interesó por ella y varias amigas.

"Un día dijeron sin más: 'bueno, caballero, las mujeres no pueden estar aquí porque el boxeo (femenino) no está permitido''', recordó Moreno, quien aún estudia una licenciatura en Cultura Física y da clases a jóvenes de una escuela de oficios. "Éramos 12 más o menos, muchas muchachas de otra provincias y ellas se tuvieron que ir".

Lejos de darse por vencida, Moreno y algunas compañeras persistentes consiguieron otro gimnasio con el apoyo de Correa y comenzaron a entrenar por su cuenta. Sin embargo, aún no logran que las autoridades las escuchen y respondan si les permitirán competir o no.

"Mi mamá dice que es un deporte fuerte, de muchos golpes", comentó Legnis Cala, de 25 años y 60 kilos, mientras a cada puñetazo creaba un péndulo con su larga y colorida cabellera durante un ejercicio con Moreno. "Pero en otros países las mujeres también boxean y... Si nos lo permiten, creo que nosotras vamos a llegar".

Como Moreno, Cala también sintió el manto silencioso de la discriminación y el machismo, más aún cuando luchadoras y pesistas sí comenzaron a formar elencos oficiales cubanos en los últimos años y en un mundo donde hay mujeres constructoras y policías, gremios antiguamente vedados para ellas.

Una solicitud de la AP para obtener comentarios de la Federación Cubana de Boxeo no fue atendida.

De larga trayectoria y reconocimiento internacional, el boxeo cubano masculino es uno de los estandartes olímpicos y deportivos de Cuba. Al listado de leyendas como Félix Savón y Teófilo Stevenson se sumaron Emilio Correa (padre), Mario Kindelan y los jóvenes Julio César La Cruz, Arlen López y Robeisy Ramírez, que ganaron centenares de medallas para su país en los últimos 50 años. Sólo en las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016, la escuadra de los guantes de la pequeña isla obtuvo una media docena de preseas.

Por ahora, y al calor de la polémica mundial generada el año pasado al cuestionar si la Asociación Internacional de Boxeo debía hacer o no obligatoria la presencia femenina en la Serie Mundial de 2017, los directivos isleños siguen sin tomar una posición pública.

En 2009, el entonces entrenador principal de la escuadra masculina cubana, Pedro Roque, fue singularmente explícito cuando se le preguntó por el boxeo femenino: "Las mujeres cubanas son para mostrar la belleza de su rostro, no para recibir golpes", dijo ante un pequeño grupo de periodistas, incluido un reportero de la AP. 

Paradójicamente, Roque luego emigró a Estados Unidos, donde dirigió también el entrenamiento de mujeres.

Desde entonces, las autoridades deportivas de Cuba sólo reiteran que estudian la decisión a través de diversos argumentos y que realizan estudios médicos para conocer el impacto de la disciplina en el cuerpo femenino para definir si éste es "apropiado".

Una de las pugilistas más veteranas de la isla es Namibia Flores, una peso mosca mayor de 40 años que es una gran inspiración para jóvenes como Moreno o Cala y varias veces llamó la atención sobre la falta de apoyo de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Creada por la fallecida esposa del presidente Raúl Castro, Vilma Espín -una legendaria guerrillera que acompañó a su marido y a su cuñado Fidel desde el triunfo de la revolución-, la FMC fue artífice de muchos de los logros que la isla muestra en materia de igualdad de género y empoderamiento femenino.

Actualmente, por ejemplo, el 60% de la fuerza técnica y profesional del país se constituye por mujeres, así como el 63% de la matrícula universitaria, el 70% de los fiscales y el 48% de los parlamentarios.

Del otro lado de los prejuicios, figuras deportivas como Correa (hijo) apuestan por ellas. "Les estoy dando un voto de confianza, ánimo a las boxeadoras... Las mujeres son una perla en bruto que hay que desarrollar", dijo Correa a la AP durante una sesión en la que el pugilista deseaba transmitirles un poco de sus conocimientos y experiencia.

"Ellas le pueden aportar más gloria al deporte cubano", manifestó Correa. "Las veo con buena perspectiva, con cualidades y tienen potencial... Los movimientos físico-motores, el carácter explosivo, el ímpetu de los boxeadores cubanos también se nota en estas mujeres".

En las calles, algunos defienden el derecho femenino de boxear y representar a Cuba. Otros, incluso algunas mujeres, hacen muecas o prefieren no opinar, pero el debate ya está instalado al menos entre la afición isleña al deporte.

"Hay mucha polémica con ese tema. Se las toleró, pero no tienen apoyo oficial y no van a las competencias", destacó a la AP el experto y comentador deportivo Ismael Sene. "Si se permitió en la lucha o en las pesas, que son disciplinas realmente fuertes, no veo por qué no en boxeo. Creo que es una cuestión pendiente".