El día de ayer no fue normal en el gimnasio municipal de Caimito.

Lejos del sonido del guante golpeando el saco, reinaba el silencio. En el portón, un crespón negro anunciaba que la tragedia había sacudido el recinto, el cual ha sido utilizado por campeones mundiales de boxeo y jóvenes que algún día aspiran a alcanzar esa gloria.

Uno de esos jóvenes era Kenneth Díaz Rosa, de 21 años, quien falleció la noche del jueves, víctima de un tiroteo en Trujillo Alto contra su persona y tres individuos con quienes conversaba frente a la escuela Alejandro Tapia, de las parcelas Carraízo. Del grupo, Díaz fue el único que falleció.

Ayer, unos guantes que leían “Kenneth” colgaban en el armario del gimnasio, esperando ser utilizados. Pero nadie entrenó.

Mientras, quienes conocieron y trabajaron con Díaz aprovecharon para reunirse en el gimnasio y recordarlo.

“Como atleta, era un fenómeno. Como ser humano, era mucho mejor. Era un joven que no tenía rencores, siempre alegre, contento con todos nosotros”, recordó Yowy González, quien estuvo en la esquina de Díaz para sus últimas seis peleas. El boxeador tenía faja de 7-0 con seis nocauts.

González visitó ayer el gimnasio junto con Belvin García y Raúl González, quienes trabajan y entrenan a los jóvenes boxeadores en el gimnasio de Caimito, que es administrado por Freddie Trinidad. También, más tarde, llegó el boxeador y amigo de Díaz, Marcos “el Tigre” Jiménez.

Compungidos por la noticia, el grupo lamentó que Díaz cayera como víctima de la ola criminal que azota al país. Aseguraron que el boxeador no andaba en malos pasos.

“Sabía diferenciar lo que era pelear dentro de un ring y cómo había que ser fuera del ring. Fuera del ring, era el mejor. Va a ser un vacío bien grande para el gimnasio de Caimito”, aseguró Yowy González.

Al momento del tiroteo, Díaz estaba acompañado por Carlos J. Rodríguez Ortega, de 21 años, y Frankie Matos Ruiz, de 25. Según informó la directora del Cuerpo de Investigaciones Criminales del área de Carolina, la inspectora Diana Crispín, mientras los tres dialogaban con un guardia de seguridad de la compañía Génesis, pasó un auto compacto desde el cual abrieron fuego contra el grupo.

El guardia de seguridad vendía piezas de motoras, una afición del fenecido boxeador. Rodríguez Ortega y Matos Ruiz terminaron en condición estable, el guardia resultó ileso y Díaz murió en el Centro Médico tras recibir disparos en el abdomen, el pecho y el hombro izquierdo. Ayer, la Policía no había establecido los motivos del tiroteo.

“Siempre le había dicho que uno, como peleador, no se puede montar en motoras, en four tracks, porque el arma de uno son las piernas, las manos, pero ese era su vicio”, relató Jiménez, quien aseguró que compartió mucho con Díaz fuera del gimnasio.

“(Kenneth) estaba en un sitio no indicado con la persona no indicada, y pasó. Pero era un muchacho bueno, tremenda persona con todos nosotros, no tenía malicia, un muchacho contento”, añadió Jiménez, boxeador con faja de 18-4.

Díaz, un peso wélter, peleó por última vez el pasado 7 de septiembre en Trujillo Alto y noqueó en el tercer asalto al jamaiquino Rikardo Smith. Era manejado y coentrenado por Trinidad, quien se encuentra en Nueva York como parte del grupo de trabajo del campeón mundial Román “Rocky” Martínez.

Díaz tenía pautado ver acción en la cartelera del 2 de febrero en Bayamón, estelarizada por el combate entre Juanma López y Aldimar Silva Santos.

“Ya él descansa en paz, pero los que se quedan, se quedan con ese recuerdo: de qué pudo ser y de que fue un buen ciudadano. Pudo haber sido campeón mundial. Le troncharon la carrera, el sueño de cada atleta. Es bien doloroso”, sentenció el entrenador del Municipio de San Juan, Raúl González

(Maribel Hernández Pérez colaboró en esta historia)