Cuando Don King emprendía vuelo en uno de sus discursos promocionales antes de una de sus peleas, los periodistas a veces quedaban con la impresión de que ni el mismo el promotor con el peinado que parecía haber estado en un tsunami se creía lo que estaba diciendo.

“Esta será la confrontación más violenta desde que Atila atacó a los romanos”, dijo alguna vez, riéndose de sí mismo.

Su contraparte, Bob Arum, también es un exagerado completo, en especial cuando llega la última semana antes de una de sus carteleras. Sin embargo, sus fanfarronadas no causan la misma gracia: por el contrario, a veces dejan a uno pensando que en realidad sí cree lo que está diciendo.

Su última exhibición en ese sentido fue en la teleconferencia relacionada con su programa de mañana en el teatrito del Madison Square Garden, en el cual Mikey García, peleador al que desea convertir en su próxima estrella ahora que el brillo de Manny Pacquiao se le está apagando, expondrá su cetro júnior ligero de la OMB ante el mexicano Juan Carlos Burgos en una transmisión por HBO.

Al responder una pregunta, Arum dijo sobre Mikey, el californiano-mexicano con marca de 33-0 y 28 nocauts que a la edad de 26 años anda ya por su segundo cetro mundial y posee contundentes victorias recientes por nocaut sobre los boricuas Juanma López y Román ‘Rocky’ Martínez: “De seguro que debe estar ya entre los 10 mejores del mundo, libra por libra, y no dudo que dentro de muy poco sea el número uno”.

Y no solo eso, sino que Arum hasta medio vaticinó que existe la posibilidad de que en “en algún momento” choque con Pacquiao.

¿Cómo?

Bueno, aunque bien es verdad que el filipino Pac-Man logró la hazaña de ascender desde las divisiones más pequeñas, ganando su primer cetro en las 122 libras, para eventualmente ganar incluso el de las 154, él consiguió eso en un proceso gradual que le tomó ocho años. Y es un caso único en la historia, que las malas lenguas –como la de Mayweather, padre– atribuyen a los esteroides.

Y, como ya tiene 35 años, es poco probable que Pacquiao todavía siga revoloteando por ahí para cuando Mikey, si acaso, podría estar acercándose a los wélters.

Por suerte, la prensa boxística americana no se come todos los cuentos y, según he leído, ya más de un analista ha comentado que, en vez de seguir llenándole la cabeza a Mikey con ilusos sueños de grandeza, más ganaría Arum recomendándole a su peleador que se concentre en Burgos, cuyo récord de 30-1-2 y 20 nocauts incluye un dudoso empate titular con Rocky Martínez.

Parafraseando a un compañero periodista amigo mío, algo disparatero: Burgos no es “cáscara de ñoco”.

Y, tal como decía un viejo anuncio que prevenía contra el uso de drogas: algunos sueños pueden llegar a ser pesadillas.