El boxeador estadounidense Deontay Wilder superó por la vía del nocaut al cubano Luis Ortiz en pelea de revancha y retuvo la corona de los pesos pesados avalada por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) que se disputó en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.

 La superioridad de Ortiz sobre Wilder fue manifiesta desde el principio hasta que llegó el golpe demoledor de derecha que fue el que definió al ganador y mantuvo campeón a Wilder.

 Pero la ventaja en las cartulinas de los tres jueces antes que llegase el golpe definitivo que dejó fuera de combate a Ortiz eran favorables al púgil cubano con parciales de 59-55, 59-55 y 58-56.

 Durante todo el tiempo que duró el combate, programado a 12 asaltos, Ortiz mostró mejor técnica, estrategia y colocación de los golpes, pero de nuevo, como le sucedió en la primera pelea, el golpe decisivo lo colocó Wilder y por eso se mantuvo como campeón.

 Ortiz perdió, pero todo el mérito para un púgil que a su edad demostró encontrarse todavía en una gran forma y aportó mejor boxeo que el campeón, al que le bastó con colocar una poderosa mano derecha para acabar con el púgil cubano.

 De esta manera, Wilder venció gracias a una poderosa mano derecha que colocó durante el séptimo asalto y retuvo su título mundial de peso pesado por décima vez.

 La victoria da paso a la revancha entre Wilder y el campeón lineal, el inglés Tyson Fury.

 Wilder, que boxeó en el MGM Grand por primera vez desde que ganó su título mundial por decisión unánime contra canadiense de origen haitiano Bermane Stiverne en enero de 2015, peleó contra Ortiz a pesar de que ya había firmado la revancha con Fury.

 Wilder, que deja su marca en 42-0-1, con 41 nocauts, de 34 años, solamente estaba esperando el momento oportuno para lanzar su poderosa mano derecha.

 Mientras que Ortiz le apostaba a la acción lenta, Wilder sólo buscaba soltar el ataque de su arma derecha, lo que empezó a lograr a partir del tercer asalto, cuando con un golpe desequilibró al cubano.

 Ortiz lanzó dos manos izquierdas duras al principio de la cuarta ronda que afectaron a Wilder y cuando le conectó un tercer golpe, el campeón estadounidense respondió golpeándose el pecho como reconocimiento de no estar haciendo bien las cosas.

 Wilder recibió castigo de combinaciones 1-2 de parte del cubano, pero en el séptimo asalto lanzó un jab de mano derecha que golpeó a Ortiz y lo mandó violentamente a la lona.

 El cubano intentó recuperarse durante la cuenta de protección del árbitro Kenny Bayless, pero éste detuvo la pelea a los 2:51 minutos, con buen criterio porque Ortiz no estaba ya en condiciones de responder y hubiese podido recibir otro golpe aun más demoledor con un daño físico innecesario.

 Wilder, que se llevó una bolsa garantizada de $20 millones, colocó 34 golpes de los 184 que lanzó, el 19 por ciento, mientras que Ortiz logró 35 en 179, un 20 por ciento.

 El combate fue de revancha de la pelea que ambos sostuvieron el pasado 3 de marzo del 2018, en el Barclay Center de Brooklyn (Nueva York), cuando Wilder derribó a Ortiz en el quinto episodio, pero el cayó en el séptimo y al final lo venció por nocáut técnico en el décimo.

 Ortiz, de 40 años, un desertor cubano, que reside en Miami, rebajó su marca a 31-2, 26 nocáuts, y buscaba convertirse en el primer boxeador de su país que conseguía como profesional un título mundial en la categoría del peso pesado.

 A pesar de la derrota tuvo la compensación de llevarse una bolsa de $7 millones , la mejor que había logrado hasta ahora como profesional.

Wilder dijo que su próximo objetivo será enfrentarse al inglés Tyson Fury y luego buscará la reunificación.

 "A continuación, tenemos a Tyson Fury (29-0-1, 20 nocáuts) en la revancha. Está programada para febrero, así que ya veremos", declaró Wilder. 

 "Entonces, quiero la unificación. Quiero un campeón, una cara y un campeón de peso pesado: Deontay Wilder. La división de peso pesado es demasiado pequeña. Debería haber un campeón y es Deontay Wilder", reiteró.

El ritmo más lento favoreció al veterano Ortiz, de 40 años, pero Wilder conectó una mano derecha sólida en el tercer asalto y con otra segunda demoledora acabó la pelea.

 "Vi la oportunidad y la aproveche", explicó Wilder al concluir el combate disputado en el en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas. 

 "Mi intelecto es muy alto en el cuadrilátero y nadie me da crédito. Creo que lo golpeé con un gancho izquierdo al principio del asalto y desde entonces preparé el definitivo", relató.

 El campeón estadounidense alabó el gran combate que había realizado Ortiz (31-2, 26 nocáuts), quien al final se llevó una bolsa de siete millones de dólares, la mayor de su carrera profesional.

 "Ortiz es uno de los mejores del mundo", destacó Wilder. "Tienes que darle ese crédito. Quiero agradecer a su familia por permitir que Ortiz ingrese al cuadrilátero y comparta su energía conmigo. Espero que uno de los otros grandes pesos pesados le brinde a este hombre otra oportunidad".

Ortiz, por su parte, dijo que no fue inferior al ganador, pero que un golpe marcó la diferencia.

 "Esto es boxeo. Dije antes de la pelea que uno de nosotros sería noqueado y que no iban a dar 12 asaltos", declaró Ortiz tras haber concluido el combate. "Estaba lúcido cuando me fui a la lona", añadió.

 Ortiz explicó que escuchó perfectamente al árbitro del combate, el estadounidense Kenny Bayless, cuando inició el conteo reglamentario, pero al final notó que lo hizo muy rápido.

 "Cuando escuché al árbitro decir siete, estaba tratando de levantarme, pero supongo que el conteo fue un poco más rápido de lo que pensaba", comentó Ortiz. "Estoy listo para cualquier batalla. Quiero agradecer a mi equipo y a todos los que vinieron a ver esta pelea".

"Estaba claro quién llevaba la iniciativa y hacía mejor las cosas desde que sonó la campana inicial. Mi estrategia fue buena, pero el que colocó el golpe decisivo fue Wilder y hay que darle el crédito", admitió.