La cartelera se llamaba “La Batalla”. El escenario fue el MGM Grand de Las Vegas, Nevada. Miguel Cotto y Antonio Margarito se encontraban en el mejor momento de sus respectivas carreras.

La fecha del 26 de julio de 2008 pasó a la historia como el día que Cotto perdió el invicto a manos del fuerte pegador mexicano.

Durante los primeros cinco asaltos, el puertorriqueño puso en vitrina su velocidad y precisión con ambas manos. La defensa fue impecable, y provocó que Margarito fallara una y otra vez.

Sin embargo, a medida que pasaban los asaltos, el mexicano poco a poco fue ablandando a Cotto con potentes ‘upper cuts’ y ganchos a los costados que lo hicieron retroceder.

Margarito fue efectivo cortando el ring, logró arrinconar a Cotto y lo lastimó malamente en el séptimo y, a su vez, décimo asalto. Eventualmente, Cotto colocó una rodilla en la lona para evitar momentáneamente frenar la agresión de Margarito.

Con el rostro ensangrentado, el boricua miró a su esquina y provocó que su tío Evangelista Cotto tirara la toalla para dar por terminado el combate en el undécimo episodio.

En su próximo combate, el ganador tropezó con la controversia cuando se descubrió que intentó utilizar un vendaje alterado ante Shane Mosley. Margarito perdió por nocaut técnico y su reputación quedó maltrecha ante la infinidad de dudas sobre la legitimidad de su victoria sobre Cotto.

En el 2011, el puertorriqueño tuvo la oportunidad para el desquite. Cotto magulló a Margarito en la secuela que tuvo como escenario el Madison Square Garden de Nueva York. El mexicano se acogió al retiro, aunque luego regresó al ring.

Cotto, por su parte, ganó cetros mundiales en las 154 y 160 libras.