Las Vegas, Nevada. Juan Manuel Márquez tuvo que esperar ocho años para el momento que tanto codició. Y tras lograrlo, otra pelea de boxeo era lo menos que pasaba por su mente.

Luego de la ansiada venganza sobre Manny Pacquiao con un fulminante nocaut en los segundos finales del sexto asalto en la noche del sábado, Márquez solo deseó saborearse la victoria. De su boca no salió la palabra “retiro” ni mucho menos otra “revancha”. Con su espectacular victoria, ahora el púgil mexicano se coloca en una envidiable posición, pues podría salir del boxeo por la puerta ancha o continuar enfrentándose con los mejores nombres del deporte.

Pero la decisión no vendrá enseguida. “Es una gran victoria. Pero, mientras, vamos a descansar. No sabemos qué viene. Vamos a festejar el triunfo con la gente en México. Solo estoy pensando en la celebración”, expresó Márquez en conferencia de prensa después del combate.

La respuesta de Márquez fue muy diferente a la última vez que visitó un podio tras enfrentar a Pacquiao. En el 2011 perdió una controvertida decisión contra el filipino, lo que había sido precedido por un empate y otro cerrado revés por decisión en las dos peleas anteriores, en el 2004 y en el 2008, respectivamente. Tras perder la tercera pelea, Márquez comentó que consideraría el retiro.

Pero la postergación de esa decisión pagó dividendos. “Lo que queríamos era que el referí me levantara la mano y terminar la pelea sin ninguna duda. Estaba a punto de retirarme, pero existe la justicia divina”, comentó Márquez.

A sus 39 años, Márquez mejoró su marca a 55-6-1 con 42 nocauts. La victoria solidificó su legado, pero no vino fácil. Su rostro era evidencia de lo violenta que fue la reyerta, una que mantuvo de pie y a la expectativa a las más de 16,000 personas, en su mayoría mexicanos, que abarrotaron el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas. Márquez terminó con su nariz ensangrentada, lo que le impidió respirar con facilidad durante parte de la pelea.

De hecho, Márquez sufrió un knockdown en el quinto asalto, pero antes había logrado derribar a Pacquiao en el tercero. En fin, los 18 minutos en el cuadrilátero fueron un sube y baja de moméntum y emociones, una pelea que no será fácil de olvidar.

“Nunca pensamos en que las cosas se iban a venir abajo. Supimos remendar el camino. Me puso un golpe fuerte (en el quinto), pero fue que chocamos los pies. Es lo que pasa cuando pelean un zurdo y un derecho, y por eso fui a la lona”, sostuvo Márquez.