Toa Baja. La familia ha sido una constante en la vida deportiva del peso ligero José “Chelo” González.

De hecho, el púgil todavía reside con sus padres, Ana Ramos y Carmelo Córdova (padrastro), en el barrio Campanilla, donde se ha convertido en una costumbre hacer un festejo después de sus peleas.

Sin embargo, para su próximo compromiso, será bien distinto, pues González estará lejos de su entorno, específicamente en Escocia, donde retará a Ricky Burns por el cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) el 11 de mayo.

“No será como en las otras, donde he peleado en Puerto Rico, pero sé que estarán conmigo con sus oraciones. Soy el tipo de persona que me gusta estar con mis hijos, mis hermanas, mis padres, y siempre siento el calor de mi familia, que es importante”, compartió González.

“Los estaré esperando en el aeropuerto (Luis Muñoz Marín) como campeón mundial, y será el mejor regalo que le puedo hacer a mi mamá en el Día de las Madres”, agregó.

González no vacila al destacar que una de sus motivaciones es poder ofrecerle una mejor calidad de vida a su familia inmediata mediante el boxeo.

“Quiero ayudarlos en todos los sentidos para que no tengan que seguir trabajando. Su casa se ha podido construir con muchos sacrificios entre todos los hermanos. Lo que deseo es que tengan su espacio, estén tranquilos, que disfruten sus vidas y tengan la oportunidad de compartir más como pareja”, sostuvo González.

Ana labora como maestra del sistema público, mientras que Carmelo es un perito electricista.

Cuando González decidió establecer una carrera en el boxeo rentado, Ana no lo favoreció. No obstante, con el tiempo, aprendió a aceptarlo. En el presente, es una madre orgullosa de los logros de su hijo.

“Por mucho o poco que nos ha dado, mami nos ha enseñado a ser conformes y a luchar por las cosas. Nos enseñó el valor de respetar a las demás personas, hacer las cosas bien. Mi padre (Carmelo) ha sido un ejemplo, un hombre trabajador, muy hogareño, y eso influye mucho en la unidad de la familia”, recordó González.

Su madre confiesa que se le hace imposible presenciar en persona los combates de su hijo, pero aun así le echa la bendición. Esta vez no será la excepción, cuando lo despida antes de que aborde un avión rumbo a Escocia.

“Mami ha ido a tres de mis peleas y es porque mi papá la lleva un poco ajorá y, cuando se viene a dar cuenta, está en el baño. No le gusta ver las peleas hasta que escucha el bullicio y sabe que gané”, relató.

González sabe que no será una despedida fácil, pero a la misma vez reconoce que es meramente un sacrificio para alcanzar su meta.

“Será un hasta luego, ya que regresaré campeón mundial”.