La contundente victoria de Juanma López sobre su némesis Wilfredo Vázquez, hijo la noche del sábado en el coliseo Roberto Clemente de Hato Rey fue un memorable duelo que rescató una cartelera repleta de pleitos vergonzosamente disparejos y ausente de aspectos básicos de logística y organización.

Retornando al cuadrilátero tras dos años retirado, López arrancó luciendo lento, falto de puntería y con pésimo desplazamiento. Pero peleó con tesón, paciencia y disciplina, apenas desviándose de su plan de pelea: presión continua pero manteniéndose alerta y con la guardia alta para evitar los contragolpes.

Por su parte, Vázquez, hijo quien subió al ring con una máscara dorada al estilo de luchador profesional mexicano, salió agresivo con su jab. También tanteó a López en los planos bajos y cerró el inicial con una buena diestra arriba. Esto le pareció inyectar confianza y el de Bayamón aumentó su oferta ofensiva en el round dos.

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Juanma acertó un gancho diestro –su arma más letal- ante un Papito que venía de entrada. Poco después, fue Vázquez, hijo quien llegó con su mano pesada, una derecha al rostro que sacudió al de Caguas por primera ocasión en el combate.

López retomó la ofensiva en el último minuto y se llevó el round con varias derechas al cuerpo que pusieron en reversa a Vázquez, hijo.

Al comienzo de la tercera vuelta, López presionó y recibió una derecha intentando llegar a la media distancia. Trató de ripostar pero estaba fuera de distancia.

Sin embargo, el de Caguas seguía su paciente marcha frontal, con hermética defensa y llegando con cada vez más frecuencia y mejor puntería.


Los ojos de Vázquez, hijo, que a menudo le dan problemas en combates duros, ya estaban enrojecidos. Papito retrocedió la mayor parte del tercero, y de ahí en adelante. Su ofensiva comenzó a disminuir, en aparente respeto al peso de las manos de Juanma.

Un intercambio alocado en el cuarto continuó incluso cuando el réferi Ramón Peña se metió entre ambos para intentar separarlos. Esto les ganó sendas amonestaciones de parte del oficial, quien brilló en su labor. Solo se dejó sentir cuando la pelea parecía descarrilarse.

Luego de esa intervención, Vázquez hijo intentó chocar guantes con Juanma, pero el de Caguas no estaba en tarima para hacer amigos.

Curiosamente, en el centro del ring antes del inicio del combate, Vázquez hijo rechazó chocar guantes con López cuando éste le ofreció una mano al final de las instrucciones del árbitro.

Como la ofensiva de Vázquez hijo seguía disminuyendo, López aprovechó para tirar más su 1-2. Le pegó una de esas combinaciones sólidas en la cara al bayamonés, quien respondió quedándose parado en el mismo sitio, exagerando una expresión de seriedad, como si el golpe no le hubiera hecho nada. Juanma le repitió la dosis y Papito, indispuesto a intercambiar, siguió con su histrionismo. Poco después visitó la lona cuando se tropezó con los pies de su rival tras recibir un golpe en corto. Peña lo declaró resbalón.

Poco después Juanma estremeció seriamente a Vázquez con una derecha. Las piernas de Vázquez convulsaron y dio pasos en falso, como quien en la oscuridad no encuentra el último escalón de una escalera. López se abalanzó desenfrenado sobre su rival y en el intercambio alocado Papito puso una mano que convenció a Juanma de retomar su estilo de presionar paciente y cauteloso.

Vázquez sacudió a López empezando el sexto, pero se le viró la tortilla poco después, cortesía de una zurda de su rival. En el siete también intercambiaron sin defensa y alocados. Curiosamente, en ese encontronazo, Papito –considerado el más técnico del dúo- conectó los mejores golpes. Pero Juanma siguió presionando y en medio de ese round comenzó a hablarle a su rival en retroceso, como retándolo a que metiera mano.

Ambos intercambiaron cara a cara en el octavo. Vázquez hijo llegó bien con la diestra, más su boca abierta e inmediata marcha en retroceso lo delataron. Se estaba cansando, en gran parte debido a la presión y golpes al cuerpo que López atinó en la primera mitad del duelo.

“Yo sabía que soy más fuerte que Vázquez. Era cuestión de trabajarlo con calma, sin desesperarnos”, explicó Juanma luego de la decisión y ante las preguntas de Benny Ricardo, el comentarista de la pelea. “Ya para el round ocho y nueve noté que estaba más débil. Sabía que el nocaut podía llegar”. 

López estremeció a su oponente temprano en el noveno durante un intercambio. Vázquez, hijo, puso la reversa de nuevo, pero cerró con una buena diestra que descompuso por un instante a López.

Sin embargo, el noveno vino y se fue sin el triunfo por nocaut que Papito había pronosticado para ese episodio.

Lo primero que Vázquez hijo hizo al inicio del décimo fue amarrar a López. Papito estaba sin energías. López presionó pero también recibió algunas manos.

Entonces llegó el undécimo.

Vázquez hijo pareció salir con un segundo aire, pero le duró poco. Juanma agredió y puso a su rival en reversa nuevamente.

Agotado pero implacable, López siguió su plan y acertó una larga zurda en recto a su contrario. Papito se fue hacia atrás contra las cuerdas, terminando una de las dos esquinas blancas. Allí hizo su último intento, tirando con Juanma. Pero López le llegó con otra zurda al rostro que lo tambaleó.

Papito no tenía escape. Con la derrota pintada en el rostro, Vázquez subió la guardia, bajó la cabeza y cerró los ojos, mientras quebraba cintura intentando aplazar el inevitable desenlace.

López lanzó una andanada de golpes que desplomaron a su enemigo en el suelo.

Peña se colocó entre el gladiador parado y el caído, con una mano arriba para declarar finalizada la contienda, en favor de López.

Juanma comenzó a gritar y gesticular exageradamente. Entonces se encontró con la mirada de Albert Rivera, el entrenador de Papito, quien hizo múltiples comentarios despectivos contra Juanma y su equipo durante las actividades previas al encuentro.

Como retándolo, Juanma le gritó y se lanzó hacia él. Rivera le pegó a Juanma un gancho zurdo que lo tiró contra las cuerdas. El conato de motín en tarima había arrancado. Los grupos fueron separados pero la situación empeoraba con cada segundo.

El presidente de la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico, el licenciado German Colberg, dijo más tarde que examinarían con detenimiento las grabaciones de lo sucedido para adjudicar responsabilidades.

El público comenzó a lanzar hielo, líquido y otros objetos hacia el ring. La escena amenazaba con degenerar en una trifulca mayor.

“¡Oye! ¡Oye! Al público, habla Juanma López”, dijo el ganador a través del micrófono de Ricardo. “Necesito control. Esto es una guerra entre Vázquez y yo, que se acabó. Hubo un ganador, y fui yo. Yo no tengo enemigos. Tengo competidores. Vázquez es uno de ellos pero me lo gané y ya se acabó. Por favor, calma. Mis hijos están por ahí (entre el público). Los de Vázquez también, calma por el amor de Dios”.

Las palabras del vencedor al parecer ayudaron a que las aguas retornaran a su cauce.

Durante la entrevista post combate, López dijo que le interesarían pleitos con Abner Mares, Yuriorkis Gamboa o un tercer con Orlando Salido.

Vázquez se mantuvo firme en que el del sábado fue su último pleito profesional.

“Perdí, pero estoy muy orgulloso de mí. Peleé con los mejores”, dijo Vázquez al final.

La victoria de Juanma López fue en 11 rounds. El número acumulado de asaltos en el resto del cartel fueron 14.

Pésima antesala

La pelea semiestelar del cartel se cayó momentos antes de subir a escena, cuando el rival de Jonathan Oquendo, el mexicano Gustavo Molina, fue desaprobado a último momento por la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico, ya que estaba bajo suspensión médica.

Molina (23-13, nueve nocauts) fue noqueado en seis asaltos por David Pérez el pasado tres de septiembre en San Antonio, Texas. Su récord oficial presenta una suspensión indefinida por razones médicas. El duelo de Oquendo (26-5, 16 nocauts) y Molina sería la pelea semiestelar del cartel y del paquete “pague para ver”, que tenía un costo de $29.95.

Tarde anoche también se hizo sal y agua la pelea del exolímpico Janthony Ortiz (5-0, tres nocauts), que serviría de apertura para el “pay per view”.

En la pelea que debido a los tropiezos paso a ser semiestelar, Yomar Álamo (12-0, nueve nocauts) venció por nocaut técnico a Edwin López (27-7-1, 24 nocauts), quien se rindió en su esquina después de terminado el primer capítulo.

El cartel comenzó a las 7:00 p.m. en punto con el duelo entre el viequense Jan Carlos Rivera y Ángel García. El júnior welter viequense Rivera mejoró su marca a 2-0 con dos nocauts cuando el réferi detuvo la reyerta luego de finalizado el segundo episodio, con el debutante García maltrecho en su esquina durante el minuto de descanso.

Continuando la tendencia de la velada, el peso pluma cidreño Emanuel “Tito” Morales, de Cidra, (6-1, tres nocauts) despachó vía nocaut técnico en el primer asalto de otro desigual encuentro al debutante Anderson Zayas, de Arecibo. Desde el saque, el árbitro José Hiram Rivera se percató de la disparidad en la habilidad de los combatientes e intervino pasados apenas 67 segundos del round uno, luego que Morales tambaleara a Zayas con una zurda en gancho al mentón.

El orocoveño Jorge Luis Pérez Adorno (2-8, un nocaut) cayó por nocaut técnico en dos asaltos ante el bayamonés residente en Boston, Jelame García (4-0, cuatro nocauts). Pérez puso la reversa al sonar la primera campana y no la quitó hasta que llegó a su esquina finalizado en el segundo episodio. El árbitro Ramón Peña paró la pelea tras verificar la condición de Adorno en el minuto de descanso.

Tras la decisión, el público presente en el Clemente abucheó en masa por primera vez en la velada.

No fue la última.

En otro de los encuentros de antesala, el zurdo Eric Piñero (3-7, un ko) y Emill “Blanco” González (20-9, 16 kos).

El zurdo Piñero estaba en desventaja de peso, estatura, alcance, pegada y condición, pero fue agresivo tenaz por la duración del encuentro.

Piñero perdió un punto tras pegar un golpe claramente después de sonar la campana que finalizó el primer asalto.


En el segundo asalto, González pegó un golpe bajo que le ganó unos segundos de reposo a Piñero, quien salió más agresivo tras el tiempo fuera.

Ese estilo de valiente guapetón ante un rival superior le ganó vítores al perdedor, especialmente al final del segundo.

Para el tercero, Piñero se quedó sin gasolina. Sus combinaciones desaparecieron, junto con su velocidad de manos. Otro golpe bajo a mediados de vuelta le regaló otro necesario despido.

Dos combinaciones al rostro finalizando el round cuatro hicieron tambalear a Piñero. Pero el zurdo se mantuvo de pie y entonces alzó ambas manos como en señal de victoria pírrica.

La votación fue 39-36, 39-36, y 40-35, todos para González. Tras anunciada la decisión, Piñero escaló una esquina blanca y alzó ambas manos en celebración. El público respondió con fuertes aplausos. El zurdo no ganó, pero entretuvo.

La actuación del derrotado Piñero fue quizás lo único entretenido de la antesala, desbordada por desiguales triunfos por nocaut en el primer asalto.

Entre estos, Yamil Álamo (2-0, dos nocauts) superó por nocaut técnico en 24 segundos a José González (0-1).

Pero, aunque suene inverosímil, hubo un combate más breve. Lo propinó Joseph Torres (2-1, dos nocauts), venciendo a Rey Thomas Arroyo (0-3) en solo 10 segundos.

Torres lastimó a Arroyo con su primer golpe y lo pilló dócil contra las cuerdas. El réferi José Hiram Rivera entonces intervino para proteger la salud de Arroyo.

Mientras, Jomar Robles debutó con un triunfo sobre el también neófito Fernando Semidey, por nocaut técnico a los 1:14 del round dos.

Robles derribó a Semidey justo al sonar la campana del primero. El caído se repuso y tras el conteo de ocho, regresó a su esquina. Robles salió a rematarlo en el segundo y comenzó a agotarse por su desenfrenada ofensiva. Pero castigó a Semidey lo suficiente como para que el árbitro interviniera y lo declarara ganador por KOT.