Si algo me sorprende a estas alturas sobre las decisiones controversiales o posiblemente localistas en el boxeo, es que todavía haya gente que se sorprenda por ellas.

Digo, decisiones como las de la primera pelea de Pacquiao y Bradley son ya tan comunes que, tal vez, lo que debiera sorprendernos sea que los jueces le den el triunfo a quien verdaderamente ganó una pelea.

Tampoco es algo exclusivo del boxeo: otros deportes también reconocen tácitamente la probabilidad de que la presión de la fanaticada local pueda intimidar o influenciar el juicio de los oficiales. Por eso es que en el BSN, por ejemplo, a menudo designaban a los árbitros de la NBA para oficiar los partidos cruciales, o en algunas ligas se celebran partidos decisivos en canchas “neutrales”.

Dicho esto, sin embargo, no estoy seguro de que la pelea del miércoles en Tailandia por el título mosca de la FIB, en la cual McWilliams Arroyo cayó por decisión dividida ante el local Amnat Ruenroeng, caiga dentro de la categoría de los robos más escandalosos.

Para empezar, los he visto mucho peores.

Sí, muchas veces vimos a un McWilliams dominante, y sabemos que propinó en el sexto asalto la única caída. Y también suponemos que si los dos jueces que vieron ganar al local apenas le dieron la pelea por un punto, es porque la decisión verdaderamente era dudosa.

Pero también vimos a Amnat que, si bien agarró mucho, no corrió ni rehuyó el combate.

Por encima de todo, sin embargo, está el hecho de que todos los que vimos la pelea por Internet sufrimos una transmisión que se congelaba constantemente y, si acaso, vimos un 40 por ciento de lo acontecido sobre el ring.

Hasta McJoe Arroyo, el hermano gemelo de McWilliams, se abstuvo de hablar de robo.

“La pelea se frizaba tanto que voy a esperar a poder verla bien antes de opinar”, dijo el segundo clasificado entre los supermoscas de la FIB, quien permaneció en la Isla.

Y McJoe cuenta que, cuando habló con él, su hermano tampoco tronó contra la decisión.

“Lo que me dijo es que el campeón era bien malicioso y que él se frustró un poco por los agarres constantes, y porque el referí nunca le quitó un punto a pesar de que se pasaba llamándole la atención”, comentó McJoe, a quien, entre otras cosas, no le cuadran las tarjetas de 115-114, 114-113 y 113-114 a favor del tailandés.

“Pero, para ser sincero, aparte de que la pelea era en la casa del otro, a nosotros no nos gusta eso de estar dando excusas o quejándonos… esas cosas nos las reservamos”.

Triste, pero cierto: hace tiempo ya que las malas decisiones son parte del boxeo.