Vega Baja. Unas fracciones de segundos alteraron el rumbo, y la vida, de Emmanuel “Manny” Rodríguez. 

El 12 de noviembre de 2010  será una fecha que el prometedor boxeador no olvidará, pues estuvo en medio de un suceso que él mismo cataloga como un “accidente”.

Era casi las 4:00 de la madrugada del mencionado día cuando Rodríguez acompañó a dos amigos al residencial público Enrique Canoti en Vega Baja. Uno de ellos le había pedido ayuda para incendiar un vehículo, y Rodríguez acudió sin cuestionar los motivos. Lo único que sabía era que el dueño de la pick up Ford 150 amarilla era del padre de otro joven sospechoso de haber robado un caballo.

Rodríguez, quien para entonces tenía 18 años, no sospechó que la trastada estaría acompañada de consecuencias severas que, muy bien,  pudieron tronchar cualquier aspiración en el boxeo. 

Los jóvenes acudieron a una gasolinera en Vega Baja, compraron gasolina, y le pagaron a un conocido para que los llevara hasta el residencial. Mientras rociaron el vehículo para incendiarlo,  Rodríguez estaba al  lado opuesto  de los otros dos jóvenes. 

Uno de sus compañeros, Jonathan Montañez Maysonet,  encendió un cigarrillo y eso provocó que Rodríguez se prendiera en fuego. 

Transcurrió más de media hora hasta que Rodríguez finalmente fue llevado al Doctors Center en Manatí para recibir atención médica.  El joven sufrió quemaduras en el 66 por ciento de su cuerpo.

Tambaleó el sello de promesa 

Apenas tres meses antes, Rodríguez  había conquistado una medalla de oro en las Olimpiadas Juveniles  de  Singapur 2010, un hito histórico en el deporte puertorriqueño.

Rodríguez perfilaba como  una de las esperanzas de Puerto Rico en unas Olimpiadas de adultos. Sin embargo, esos planes quedaron en suspenso. Rodríguez estuvo poco más de cuatro meses hospitalizado para recibir tratamiento de las quemaduras. 

Seis años después, las cicatrices en los brazos, las piernas y parte de su rostro son recordatorios de lo frágil que es el cuerpo.

El pasado 3 de junio, Rodríguez venció a Alberto Guevara por decisión unánime para mejorar su récord a 15-0 con 10 nocauts. Está clasificado entre los primeros 10 en las cuatro principales organizaciones, y confía en que estará aspirando a un cetro mundial en las 118 libras antes que culmine el 2016.

Rodríguez transita, casi a diario, por el lugar del incidente. Fue allí  donde conversó con Primera Hora sobre diversos temas, incluyendo cuáles son sus aspiraciones en el boxeo rentado, donde ahora mismo es una de nuestras principales promesas.

¿Cómo era tu vida antes del 12 de noviembre de 2010? 

“Una vida de estar por ahí haciendo lo que me diera la gana con personas con quienes no debí haber estado en ese momento, ni en ninguno. No eran las personas correctas y para entonces venía de ganar una medalla de oro en las Olimpiadas Juveniles tres meses antes. No supe llevar la situación. Seguí con el mismo estilo de vida”.

Al momento del accidente, ¿temiste por tu carrera?

“Siempre, hasta cuando salí del hospital. Hasta después de salir pensé que no sería el mismo boxeador, pero me recuperé al 100 y fui  el mismo. Tuve las mismas habilidades otra vez”.

Una vez saliste del hospital, ¿cómo cambió tu vida?

“Cambié mi manera de pensar, mi manera de ser. Cambié mucho la manera como soy con las personas”.

¿Cuántas veces al día o a la semana recuerdas el incidente?

“Cada vez que estoy en mi pueblo, ya que paso por el lugar casi todos los días. Se quedó de por vida”.

¿Qué piensas al mirar hacia atrás?

“Aprendí. Tal vez si no me ocurre eso, quién sabe dónde estaría en estos momentos. Lo miro y lo recuerdo, pero no me interesa regresar al pasado”.

¿Entiendes que el incidente cambió tu vida a lo positivo?

“Quizás me vino de bien. Estaba por ahí ‘volao’ y tal vez no estaría vivo o boxeando”. 

¿Cómo llevas esa mala experiencia a tu carrera en el boxeo?

“Superación. No quiero volver al pasado. Lo veo como una motivación”.

¿Entiendes que cargas una responsabilidad por el nivel donde se encuentra tu carrera?

“Ahora uno está en otro nivel. Las cosas se ponen más complicadas en el estilo de vida. Ya no ven a uno como el Manny de antes, ahora me ven como un ejemplo no solamente en Vega Baja, sino que en todo Puerto Rico. Mi compromiso es no defraudarlos”.

Desde agosto de 2015, Rodríguez ha sido portavoz de la Fundación A-MAR que se dedica a la prevención de quemaduras en niños y, además, facilita los servicios que puedan necesitar. 

¿Entiendes que eres un hombre maduro?

“En todo el sentido de la palabra. Como persona, en mi vida personal, como trato  las personas”.

¿Dónde te ves en los próximos años?

“Tengo muchas metas, pero esto es un proceso y las trabajo una a una”.