Fajardo. McJoe Arroyo ha cargado con enormes expectativas  desde mucho antes que iniciara su carrera en el boxeo rentado en el 2010. 

Y no es para menos. 

El púgil formó parte de la escuadra que representó a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, equipo  que también contó con su hermano McWilliams Arroyo y José Pedraza, quien es el único del grupo que actualmente es campeón mundial. 

Pero después de hacer dos eliminatorias por el primer puesto en las clasificaciones de la división súper mosca, la idea parecía más un espejismo que realidad. 

Para Arroyo, la espera ha sido larga, pero confía  en que todo  valdrá  la pena una vez añada  su nombre a la lista de monarcas puertorriqueños cuando el próximo 18 de julio enfrente a  Arthur Villanueva (27-0) por la faja de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), versión de las 115 libras.

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“Trabajé duro para colocarme número dos del mundo y luego número uno, así que aprovecharé la oportunidad. Para esta pelea le he puesto mucho entusiasmo  para lograr mi sueño. Crea un poco de ansiedad saber que estoy cerca de lograr mi meta, pero  hay que saber sobrellevarlo para que eso no me afecte”, compartió Arroyo a  Primera Hora durante un recorrido por el casco urbano de  Fajardo, de donde es oriundo.

Inicialmente, Arroyo estaba en fila para retar a Zolani Tete. No obstante, las negociaciones no fueron  del agrado del africano y, por ello, dejó la corona vacante. Por tal razón, el camino quedó despejado para que los dos peleadores con las clasificaciones más altas disputen el premio.

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“Puedo decir que valió la pena la espera y por fin tendré  mi oportunidad. Contra Villanueva, si tengo que dar un poco extra, lo haré, ya que es la pelea más importante de mi carrera”, aseguró Arroyo, quien prefiere entrenar en la zona Este de la Isla.

“Me permite estar cerca de mi familia, me gusta estar con mis hijas. Cuando era aficionado estuve acuartelado mucho y me siento más tranquilo cuando estoy con ellas. No niego que a veces necesito mi espacio para estar solo, pero verlas todos los días me hace sentir bien”, compartió.

Conquistar la corona de las 115 libras abriría las puertas a pleitos de mayor relevancia,  para que así Arroyo pueda ofrecer una seguridad para  su esposa Yertiza y  las hijas de la pareja , Emily y Bianca, de siete y cinco años de edad, respectivamente.

“Mi familia se ha sacrificado por mí y hay que ser agradecido. Le  explico a las nenas que mi trabajo es entrenar, no puedo dejar de hacerlo  porque cualquier desliz me puede perjudicar. El boxeo es un deporte muy sacrificado y hay que hacerlo si uno quiere llegar lejos”, sostuvo.

En dos semanas,  Arroyo pretende cumplir con su destino.

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