Cuando adolescente, Melva Santos pasó largas horas junto con su abuelo Praxedor Cruz mirando carteleras de boxeo en el televisor.

Fue precisamente durante ese periodo que nació una inquietud que luego pudo acallar: convertirse en juez y, eventualmente, en árbitro de boxeo.

Durante los pasados 11 años, Santos ha laborado en la alcaldía de Dorado como oficinista administrativa, pero su mayor pasión es estar dentro de un ring imponiendo su autoridad en un deporte violento y dominado tradicionalmente por varones. 

¿Cómo surgió el deseo de formarte como árbitro de boxeo?

Tenía la inquietud, un día me propuse y solicité el examen para ser árbitro a nivel aficionado.

En el 2007, Santos tomó la prueba administrada por la Federación Puertorriqueña de Boxeo Aficionado y enseguida comenzó su trayectoria en el deporte.

“Me encantó la experiencia, pues ahora veo los frutos que han cosechado los muchachos (boxeadores) en aficionado y me he topado con algunos de ellos a nivel profesional”, sostuvo.

¿Qué fue lo que más te gustó trabajando en el boxeo aficionado?

Lo que deseaba era subir al ring, esa era mi meta. A veces uno no lo piensa, pero se dan unas peleas increíbles. Esos muchachos tienen mucho talento y me encantaban. Los más pequeños, de ocho o 10 años, hacían unas peleas buenísimas y me encantaba verlos en acción”.

Santos, quien trabajó en sobre 200 combates, no era la única fémina con presencia dentro del ensogado en aficionado. Sin embargo, su meta siempre fue alcanzar el próximo escalón, y estaba determinada a lograrlo.

Santos nunca tuvo la oportunidad de laborar en Juegos Centroamericanos ni en Panamericanos, pero fue una figura fija en los torneos locales durante cinco años.

¿Cómo diste el salto al boxeo profesional?

Fue por casualidad. Un compañero (referí) de aficionado me dijo que verificara en la Comisión de Boxeo para ver si podía entrar, llamé y dije que tenía interés en ser árbitro. Me indicaron que necesitaba el curso aprobado, además de la experiencia. El pasado julio fui hasta las oficinas y solamente había dos plazas disponibles. Lleno los documentos para sacar la licencia en septiembre y debuté en Caguas el 20 de octubre.

¿Hubo un sentimiento de sorpresa en la Comisión de Boxeo cuando solicitaste para ser árbitro profesional?

Sí. Soy la primera mujer.

¿En algún momento te sentiste utilizada, o que por ser mujer te dieron la oportunidad sobre otros?

Dommys Delgado (entonces presidenta de la Comisión de Boxeo) dijo que no quería irse de la presidencia sin certificar la primera mujer árbitro profesional. No me sentí utilizada, en ningún momento. Por el contrario, desde el principio me trataron maravillosamente bien.

¿Sientes que los demás colegas te respetan como profesional?

Sí. Me han dado una bienvenida que no esperaba. Con los árbitros con los que he compartido, todos me dan aliento para seguir hacia adelante, me aconsejan siempre, ya que de todos voy a aprender. Me han recibido en la familia. En cuanto a los boxeadores, desde el principio impuse respeto. Nunca tuve problemas con ninguno de los boxeadores ni los entrenadores. Hay muchos con los que tuve la oportunidad de ver en aficionado y han cruzado al boxeo profesional, se sorprenden porque no pensaban que iba a estar con ellos nuevamente.

¿Te pagan la misma cantidad de dinero que a los árbitros varones?

Me imagino que sí, ya que son servicios profesionales. Hay un sueldo establecido por evento.

A pesar de que Santos apenas ha tenido la experiencia de laborar en seis reyertas, es consciente de que en sus manos estará la vida de los púgiles.

“Todos somos humanos. A veces tomamos las decisiones muy tarde o muy temprano. Nuestra primera regla es la protección del boxeador y, en ese sentido, desconozco si tengo un sentido más allá de protección como madre que soy. Uno tiene que pensar que la vida de todo púgil está en nuestras manos y en eso observo bien si el muchacho está mal o da indicios de que no puede continuar. A lo mejor para algunas personas les pueda parecer muy pronta o muy tarde, pero uno no es perfecto”.

¿Cuáles son tus futuras ambiciones?

Llegar a un campeonato mundial. Por lo menos tener una. Roberto Ramírez padre va por las 200 peleas y quiero también alcanzar esa cifra. Donde sea, pero si es en Puerto Rico, mejor, porque la patria es patria.

El tiempo dirá si Santos recibirá una llamada para informarle que ha sido asignada para un combate titular. Mientras tanto, se sigue preparando para brillar bajo las luces en lo que, sin dudas, será el momento que hará historia.