Faltan pocas horas para que Manny Pacquiao y Tim Bradley se encuentren en esquinas opuestas por segunda ocasión en menos de dos años.

Después de semanas de intensos entrenamientos en sus respectivos gimnasios, a los protagonistas de la cartelera de este sábado en el MGM Grand de Las Vegas solo les queda esperar por el momento del pesaje el viernes para la siguiente noche encontrarse cara a cara dentro del ring.

“Todo está dicho. Ambos campamentos han terminado los entrenamientos y estamos listos para el sábado. Pienso que será una gran pelea. Ambos peleadores estamos haciendo el mejor trabajo para hacer que el público esté contento”, sostuvo Pacquiao ayer durante la conferencia de prensa final con los participantes del cartel.

Relacionadas

El filipino persigue recuperar la faja wélter (147 libras) de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que perdió ante Bradley en junio de 2012.

“Esta pelea es muy importante para mí y para mi carrera en el boxeo. Claro, mi oponente (Bradley) también está reclamando que es importante para él, así que será una buena pelea el sábado. Que nadie se la pierda”, dijo Pacquiao.

Bradley, por su parte, se encuentra en posición de tener que demostrar que el primer resultado no fue un obsequio y que, por lo contrario, ganó en buena lid.

“Todo está dicho. No importa lo que digamos, solo lo que hagamos. Este sábado vamos a dar un buen espectáculo para los fanáticos alrededor del mundo. No habrá ni un solo fanático en la arena o alrededor del mundo que se vaya a sentir decepcionado”, dijo Bradley.

“Manny y yo hemos básicamente caminado por el infierno en los campos de entrenamiento. Estoy emocionado por este reto y la oportunidad. Voy a aprovechar el momento”, concluyó el monarca.