La reciente coronación de José “Sniper” Pedraza como titular superpluma (130 libras) de la OIB provee la coyuntura perfecta para preguntarnos si los títulos de organismos más allá de los cuatro tradicionalmente reconocidos (CMB, AMB, FIB, OMB) son verdaderamente mundiales.

Con más siglas que la proverbial sopa de letras, la historia del boxeo está repleta de organismos, algunos todavía en existencia, otros ya extintos en la noche de los tiempos, que no han tenido la aceptación, credibilidad, prestigio y prominencia de los cuatro mencionados, con todo y las frecuentes páginas negras de estos.

Nombres como AIB, OIB, UIB, UMB, ANB, CIB, FMB (por sus siglas en español), entre otros, han intentado establecerse dentro del pugilismo rentado con diversos grados de éxito, mayormente temporero, si alguno. ¿Son estos campeonatos realmente mundiales o son meros ejercicios empresariales para gozar de protagonismo, viajes y asientos gratis en los eventos, además del cobro de avales y salarios?

Muchos de los campeones mundiales reconocidos por la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico ganaron estos títulos, aun cuando algunos también se coronaron en los cuatro principales: Héctor “Macho” Camacho (CIB-147, CIB-154, CIB-160, IMB-168), Santos ‘Chino” Cardona (CIB-147), Félix “Showtime” Camacho (FMB-122), Orlando Fernández (FMB-122), Ángel “Changuita” Almena (OIB-115, UMB-112), Israel “Pito” Cardona (OIB-130), Ángel Manfredy (UMB-130), Frankie Toledo (UMB-122), David “Diamante” Santos (AIB-126), Orlando Cruz (AIB-126), Víctor “Vitiño” Fonseca (AIB-122), César Seda Jr. (OIB-112), Ángel “la Avispa” Chacón (OIB-126), Alex Trujillo (AIB-140), y ahora Pedraza.

¿Son o no titulares legítimos? Si lo son, Camacho se coronó en siete divisiones de peso. Varias características de estos campeonatos son que, con contadas excepciones, conllevan menor paga que los de los organismos principales, no son defendidos con frecuencia (muchas veces, nunca) y solo reciben cobertura amplia de los medios cuando los campeones o retadores son extremadamente conocidos. Hay otros organismos, como la Junta Mundial de Boxeo, que “coronó” a Miguel Cotto como su primer campeón tras su triunfo sobre el nicaragüense Ricardo Mayorga, que son de debut y despedida para jamás volverse a oír de ellos.

Muchas veces la oportunidad titular en estos organismos es un mero subterfugio de los promotores para que, de acuerdo con cláusulas usualmente pactadas en los contratos típicos de este negocio, su contrato con el peleador se renueve automáticamente.

En relación con la controversia sobre el valor real de estos títulos, solo podemos concluir, parafraseando al escritor George Orwell en una de sus obras magistrales, Animal Farm, todos son mundiales, pero unos son más mundiales que otros.