Más de lo mismo. Con esta frase pensaba comenzar el análisis de la pelea de Félix “Diamante” Verdejo e Iván “el Oso” Zabala del pasado sábado. 

Hoy, una vez realizar la misma, esta cobra más verdad que nunca. La mayoría de los reportajes, análisis y comentarios precombate, por no decir todos, giraban alrededor del talento, personalidad y planes futuros de Verdejo (12-0, 9 KO) y casi ninguno, por no decir ninguno, sobre su rival. 

Ahora, todo es loas  y alabanzas, pero, ¿quién era Zabala (6-6-1, 2 KO) y qué traía al baile? 

Tenía cinco derrotas en sus siete presentaciones anteriores, incluyendo dos por nocaut en el primer asalto en sus previos  tres compromisos. Sus dos victorias fueron decisiones a cuatro y seis asaltos sobre rivales de 4-3-1 y 16-29-4, respectivamente. Sus otros triunfos fueron ante tres debutantes y un púgil de 0-1, y el empate frente a uno de 1-8. ¿Qué resultado podía esperarse frente un prospecto de innegable talento, especialmente con dos reveses en el primer capítulo en sus tres salidas anteriores? 

Este púgil era un caso similar al del mexicano Lauro Alcántar (8-1, 1 KO), otra víctima del boricua en el primer episodio y quien, al menos, marchaba invicto cuando se enfrentaron. Expresé  que “no había enfrentado, ni siquiera la sombra,  de un boxeador y que iba a ceder a la primera presión que sintiera”, que fue exactamente lo que pasó. 

Frente a Zabala, toda la presión era para Verdejo, quien tenía muy poco que ganar y mucho que perder, no podía permitir que el pleito se extendiese mucho más allá del primer asalto. Ni lucir mal. 

¿Qué ha aprendido Verdejo en sus últimos compromisos, más allá de haber engordado su récord y su cuenta bancaria? Se podrá hablar de experiencia y confianza, pero ningún rival lo ha obligado a trabajar y desempeñarse. 

Se supone que los rivales enfrentados en el período de desarrollo de un púgil sean, de vez en cuando, de la clase de los que no deban ganarle, pero que lo obliguen a trabajar y a aprender algo, no meras víctimas designadas.

Verdejo tiene el talento, las herramientas, la disciplina, el enfoque y motivación para llegar, y, sencillamente, hizo excelentemente el trabajo que tenía que hacer, pero creo que ya llegó la hora de verlo ante una calidad de oposición de mayor nivel y más exigente que la enfrentada hasta el momento.