Río de Janeiro.- Bélgica volvió a salirse con las suyas, y ahora está en octavos de final.

En un partido falto de emoción y que en ocasiones provocó abucheos el público, Bélgica derrotó hoy a Rusia en el estadio Maracaná, 1-0, en el arranque de la jornada dominical de la Copa Mundial de fútbol de Brasil 2014.

Divock Origi anotó el gol decisivo en el minuto 88, lo que le dio a un soso partido la gran emoción que ansiaban las más de 70,000 personas en Maracaná, la gran mayoría de ellas neutrales.

La victoria deja a Bélgica con seis puntos en el tope del Grupo E y su pase a la próxima ronda. Fue el segundo triunfo sudado para los belgas, que venían de remontar para superar por 2-1 a Argelia en su apertura.

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Rusia, en tanto, se queda con un solo punto, a la espera de lo que hagan Argelia (cero puntos) y Corea del Sur (un punto) en partido pautado para las 3:00 de la tarde.

No tan solo belgas y rusos protagonizaron un duelo soso, sino que el ambiente en las gradas, aunque llenas a totalidad, no era comparable con otros encuentros de esta Copa. Ya quedó claro que si no hay un equipo sudamericano en el césped, el espectáculo entre las aficiones no será el mismo. Rusia y Bélgica contaron con sus fanáticos, pero ellos tampoco pusieron la chispa.

Bélgica juega bien al fútbol. Pero eso no necesariamente se traduce en goles, y eso fue lo que le pasó a los belgas en la primera parte. Los “diablos rojos” comenzaron el encuentro proponiendo su juego, con la mayoría de la posesión del balón. Dieron destellos de varias genialidades ofensivas, pero siempre había un defensa ruso para cortar el intento antes de que se causara algún peligro en la portería.

A pesar de no tener la posesión, las oportunidades más claras en esos primeros 45 minutos fueron de Rusia. Víctor Fayzulin fue el primer en atreverse con tiro a media distancia, pero el portero belga Thibaut Courtois respondió con gran despeje.

Esa fue la táctica de Rusia. Pararse sólido en defensa y jugar a la contra para intentarlo con tiros a media distancia, pero en la portería belga estaba Courtois, un arquero que ha emergido como uno de los mejores del mundo.

La más clara para Rusia fue en los minutos finales de la primera mitad, cuando Denis Glushakov comenzó una carrera hacia el arco, realizó un gran centro a Alexander Kokorin, quien evadió dos defensas belgas para cabecear el balón, pero lo envió fuera de los tres postes por muy poco.

Rusia terminó la primera mitad con mejores sensaciones, pese a que Bélgica dominó la posesión por 53%-47%. Mientras, la estrella de Bélgica, Eden Hazard, apenas se apareció gracias en gran parte a un buen marcaje ruso.

Pero, como si fuera posible, el espectáculo empeoró en la segunda parte. Ninguno de los dos equipos se encontró en el terreno, aunque Rusia sí tuvo más la pelota para igualar la posesión a un 50%. Los abucheos y silbidos se dejaron sentir por parte del público en Maracaná.

No fue hasta los diez minutos finales que comenzaron a surgir las oportunidades más claras, para el deleite del público que quería celebrar un gol, sin importar de quien fuera.

Y fue Origi el autor en el minuto 88, lo que puso a festejar a los par de miles de belgas que habían en las gradas, que continuaron cantando y celebrando hasta luego que los equipos abandonaran el terreno. Al menos por hoy, los dioses del fútbol les siguen sonriendo.