Quito. Se desplazan por la cancha a gran velocidad y tocan la pelota con inusitada destreza porque están convencidos de que el fútbol se juega también con una sola pierna. 

Mientras realiza tareas de calentamiento, Jhonatan Chico, de 30 años, muestra sus habilidades con el balón. 

Cuenta que perdió la pierna hace una década en un accidente de tráfico, pero que recién hace un año empezó a jugar “en serio” con muletas y que se desempeña como delantero, armador o defensa. 

“Como somos tan pocos, en el campo de juego hay que hacer de todo”, explica mientras sonríe con picardía. 

En el segundo campeonato nacional en Ecuador para personas con amputaciones intervinieron seis equipos con un total de 72 jugadores, y finalizó unos días antes de que comience la Copa Mundial de fútbol en Rusia. 

En un choque inesperado durante el primer partido, uno de los jugadores vio con tristeza cómo una de sus muletas quedó torcida. Pero enseguida tuvo al menos tres ofertas de otro par de muletas, incluso de jugadores de equipos rivales. 

“Aunque lo principal es patear el balón, y patear fuerte, nosotros jugamos con el corazón, por amor al deporte y para superar nuestras propias limitaciones”, añadió Chico. 

Miembros del equipo de fútbol Android celebran su victoria en un torneo nacional para jugadores amputados, en Quito, Ecuador. (AP / Dolores Ochoa)
Miembros del equipo de fútbol Android celebran su victoria en un torneo nacional para jugadores amputados, en Quito, Ecuador. (AP / Dolores Ochoa)

El gobierno ecuatoriano tiene un registro de 204,677 personas con algún tipo de discapacidad en el país, aunque no hay información de cuántas de ellas registran amputaciones. 

Edin Carrión, portero del club Guerreros de 23 años, llegó tras un viaje por tierra de ocho horas desde la Amazonia. No tiene la mayor parte del brazo izquierdo, ya que lo perdió en un accidente por quemadura eléctrica hace cuatro años. 

“Es complicado jugar en el arco con un solo brazo. Lo que quedó del otro debo vendármelo al cuerpo para cumplir con el reglamento”, explicó, pero añadió que “cuando uno tiene pasión por el deporte, hace lo que sea para jugar fútbol”. Los arqueros deben tener un brazo amputado. 

En las gradas, una mujer no para de alentar a su equipo. Es Karen Farías, de 20 años. 

“¡Vamos! ¡Controla el balón, sácate la marca! ¡Vamos, no pierdas la pelota, dispara, dispara!”, dice por momentos con desesperación. 

La joven acompaña y alienta a su primo Anthony Franco, quien perdió una de sus piernas en un accidente de tráfico. 

Jugadores del equipo Android celebran el ganar el torneo nacional de fútbol para jugadores con miembros amputados, en Quito, Ecuador. (AP / Dolores Ochoa)
Jugadores del equipo Android celebran el ganar el torneo nacional de fútbol para jugadores con miembros amputados, en Quito, Ecuador. (AP / Dolores Ochoa)

Entre los inscritos en el campeonato llaman la atención dos chicas. 

Una de ellas es Margarita Manobanda, de 31 años, quien, aunque no es titular, con entusiasmo espera la oportunidad para pararse en el arco y “mandar al banco” a su compañero del club Los Guerreros. 

Está también Johana Quiroz, quien es defensa y no tiene problema en participar en una liga donde el resto de sus compañeros son varones. 

El equipo Android obtuvo el bicampeonato al superar a El Empalme en la final. 

Hólger Vélez, de 28 años, se identifica como armador de El Empalme, y señaló que “acá no llegamos solo por el campeonato, todos queremos que nos escojan para la selección que representará a Ecuador en el Mundial para amputados en México”. 

“Quiero ir al Mundial y que vean que puedo ser el Messi de los amputados, porque en la cancha voy a dejar alma, corazón y vida”, agregó, antes de emitir una risa contagiosa.