Río de Janeiro. Llegó el día de la gran final de la Copa Mundial de fútbol. Pero más que una jornada para celebrar el deporte, la ciudad de Río de Janeiro amaneció como si se preparara para una guerra.

Miles de policías y militares custodian los alrededores del estadio Maracaná, donde hoy (3:00 de la tarde, hora de Puerto Rico) Argentina y Alemania disputarán la final de la Copa del Mundo.

Como ha sido la norma para los partidos en el emblemático Maracaná, las cuadras alrededor del estadio fueron cerradas para el tránsito, y sólo personas acreditadas o con boletos pueden acercarse a la instalación.

Pero el movimiento de personal militar y policiaco es mayor un día como hoy. Militares con armas largas custodian los puentes cerca al estadio, mientras que varias unidades de la fuerza de choque fueron colocadas en puntos estratégicos.

A unas cinco horas antes del partido, era mayor la cantidad de policías y militares que de fanáticos en los alrededores del estadio.

Según había anunciado el secretario de seguridad del estadio de Río de Janeiro, Joseá Mariano Beltrane, se activarían más de 25,000 efectivos de seguridad entre policías y militares. Beltrane adelantó que sería el operativo de seguridad más grande en la historia de Brasil.

Para el partido entre Alemania y Argentina se espera la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, además de otros líderes de estado como la canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin.

Argentinos invaden Río

Otra razón por el aumento en seguridad en las calles de Río es la gran cantidad de argentinos que han llegado a la ciudad provenientes del vecino país. Las autoridades de Río estimaron que alrededor de 100,000 argentinos llegarían a la ciudad, casi todos sin boletos para el partido.

En la noche de ayer, miles de argentinos inundaron las calles de Copacabana e incluso llegaron a bloquear el tráfico en la emblemática Avenida Atlántica, lo que requirió la intervención de la policía local.