Juncos. La pasión y la admiración hacia el caballo de paso fino han sido transferidas generación tras generación en la médula del jíbaro puertorriqueño por más de 150 años.

Los corceles puros de Puerto Rico se han distinguido por la gracia y la elegancia que proyectan al andar bajo la monta de un maestro caballero. El distintivo perfil cruzó los océanos y ganó fama mundial. 

Por ello, la Federación del Deporte de Caballos de Paso Fino de Puerto Rico celebró ayer los 75 años de la fundación de la entidad que mantiene viva una tradición que existe hace mucho tiempo.

“Luego de haber fallecido el ejemplar Dulces Sueños, que consideramos el padre de la raza del paso fino, se unen unos aficionados y deportistas para formar la Asociación de Sillas de Puerto Rico en 1943 que, eventualmente, pasa a ser la Federación del Deporte de Caballos de Paso Fino”, detalló Raúl Bras, presidente de la entidad.

Los caballos arribaron a Puerto Rico en 1493, durante una de las travesías de Cristóbal Colón a las Américas, para ser utilizados para trabajos y conquistas. Durante los subsiguientes tres siglos, se fue desarrollando la raza de paso fino hasta 1860.

“Para cuando lo llamaron caballo de paso fino, ya le decían caballo de silla o de camino porque era un caballo cómodo. Los hacendados los separaban de los caballos de trabajo, lo dejaban para pasear en durante el fin de semana”, explicó Pao Soldevilla, director regional de Humacao de la Federación del Deporte de Caballos de Paso Fino.

Bras detalló que los ejemplares no son entrenados para dar el paso fino.

“Nacen así. Es parte del ADN”, dijo. “Para llevar un registro central se realizan pruebas de sangre y pelo para así tener la ascendencia y la certeza de que el caballo es hijo de un caballo de raza. En Puerto Rico tenemos cerca de 7,000 ejemplares de paso fino”, relató Bras.

El ejemplar Don Tite, de cabos blancos, es uno de los caballos de paso fino más autóctonos. (juan.martinez@gfrmedia.com)
El ejemplar Don Tite, de cabos blancos, es uno de los caballos de paso fino más autóctonos. (juan.martinez@gfrmedia.com)

El Criadero Patria Nueva en Juncos fue el escenario de una característica competición de caballos de paso fino. 

Los ejemplares son divididos por categorías y enseñan su elegancia mientras trotan a cuatro tiempos.

“Las razones principales para disfrutar de esto, aparte compartir en familia, es el amor y la pasión que sentimos hacia unos equinos. Es un deporte que todos podemos compartir y disfrutar. Esto es algo que llevo gracias a mis abuelos, ahí es donde viene ese sentir apasionado hacia los caballos de paso fino”, compartió Bras.

Soldevilla, por su parte, se aferra a proteger la historia que distingue a los ejemplares.

“Desarrollamos y fomentamos los caballos de paso fino porque son los caballos nuestros con 500 años de historia. Esto le pertenece al pueblo puertorriqueño y en la Federación somos los custodios de esa tradición”, concluyó.