Canóvanas. El pequeño salón tiene pupitres y pizarra como cualquier otro. Lo que delata que estás en la Escuela Vocacional Hípica Agustín Mercado Reverón son las fotos de jinetes ganadores que adornan las paredes, los recortes de periódicos de momentos en el hipódromo y la pantalla de vídeo para revisar las ejecuciones en carreras pasadas. 

Las camisetas azules identifican a los jinetes estudiantes de la escuela, quienes se han convertido en uno de los principales productos de exportación de Puerto Rico durante la pasada década, tal vez hasta pasando por debajo del radar en las estadísticas gubernamentales.

Encabezados por el hall of famer John Velázquez y los hermanos José e Irad Ortiz Jr., además de Evin Román, una ola boricua de jinetes está consiguiendo éxito en los circuitos hípicos estadounidenses con triunfos en los más prestigiosos hipódromos, acumulando fortunas y premios a manos llenas, a la vez que comparten un origen: la Escuela Vocacional Hípica Agustín Mercado Reverón.

Única en el Caribe y cada día con mayor fama internacional, gracias a sus egresados, la escuela localizada en los terrenos del hipódromo Camarero admite un máximo de 15 candidatos cada año, de los cuales, tras completar el curso de dos años, alrededor de un 80% deciden probar suerte en los óvalos estadounidenses.

“No todos terminan. Se gradúan cada año un promedio de 10, y de esos puede que se queden dos”, expresó la directora de la escuela, Ana Delia Velázquez. “Y esos que se quedan, cuando pierden las estrellas (ventaja de mayor peso durante su año como jinete aprendiz), también terminan yéndose”.

Durante una visita de Primera Hora a la escuela, cinco de los siete jinetes que se graduarán en diciembre expresaron que están decididos o inclinados a lanzarse a la aventura de las pistas norteamericanas. Los otros dos estuvieron ausentes ese día.

Tanto Velázquez como la trabajadora social, Joan Morales, señalaron que el éxodo de los profesionales que ellos forman en la escuela se debe a diferentes factores, pero principalmente influye el exceso de jinetes en un país que tiene un solo hipódromo, con una cantidad limitada de carreras y de caballos, en el que ya veteranos como Juan Carlos Díaz, Héctor Berríos, Sashá Ortiz y Javier Santiago, entre otros, dominan a la hora de acaparar las montas.

Hay fortunas por ganar en los Estados Unidos

Igualmente, la cantidad de dinero que puede ganar un jinete por monta o por semana en Camarero es inferior a la que podría generar en Estados Unidos, donde, por ejemplo, Irad Ortiz Jr. fue clasificado en el 2015 en una lista de Forbes Magazine como el segundo jinete con más dinero ganado, con un monto aproximado de $1.88 millones mientras que los ejemplares que montó ganaron $23.5 millones. John Velázquez, por su parte, finalizó cuarto en esa misma lista con $1.63 millones y sus montas generaron $17.3 millones.

Claro, tanto Velázquez como Ortiz Jr. han ganado carreras de la Triple Corona del hipismo estadounidense y se han colocado dentro de una élite en los círculos de los principales hipódromos del país, pero con sobre 100 hipódromos, incluyendo estados que cuentan con cinco, seis o hasta siete.

“Los premios no se comparan”, expresó Velázquez. “Una carrera de allowance de $80,000 allá es algo normal. Mientras que aquí, la que más paga, que es el Clásico del Caribe, paga unos $100,000”.

Y precisamente otro factor de motivación para los candidatos a jinete lo es el tratar de emular el éxito de sus pares, como Velázquez, Ortiz Jr. y su hermano José, y Román, todos egresados del mismo lugar donde ellos estudian. 

“La motivación es mucha. Tanto jinete boricua que se ha destacado allá te motiva. Conozco a Evin y mis planes son irme, pero quiero estar uno o dos meses aquí y cuando tenga algo seguro, entonces irme”, dijo el estudiante Heriberto Figueroa, de 17 años y de Toa Baja. “No es tanto el dinero. Es que tengo unas metas. Una de ellas es ganar el Preakness Stakes y el Kentucky Derby. Obviamente la paga es más, pero quisiera probar en diferentes hipódromos. Si se me da en Nueva York (la oportunidad) también la cojo”.

Sus compañeros Adolph Candelario, de 26 años y de Toa Baja; Jann Hernández, de 19 y de Humacao; y Joshua Rodríguez, de 22 y de San Juan; tuvieron comentarios muy similares a los de Figueroa.

“Para mí es la paga, pero todo pelotero sueña con llegar a las Grandes Ligas. Allá te destacan más, la gente sabe más de ti, de dónde eres. A mí me gustaría representar a mi país y ganar el Kentucky Derby, que es una carrera bien importante. Me gustaría que esa bendición me la diera Dios”, dijo Hernández. “Uno deja su país, su familia, y si los tengo que dejar aquí es por un buen porvenir. Es algo que nos conviene a todos y para eso trabajamos”.

Las oportunidades son mejores que aquí

Uno de los instructores de la escuela, Carmelo Rodríguez, dice que no los culpa. Luego de 30 años como jinete y 16 como instructor, Rodríguez dice que se esmera con ellos y le gustaría verlos ejerciendo su profesión en su país. También les habla de la importancia de tener un sueño. 

“Claro que hay que tener un sueño, porque el que no sueña no triunfa. Esto es dedicación, esmero”, dijo Rodríguez, por cuyas manos pasaron los hermanos Irad y José Ortiz y Román. “Es penoso porque me gustaría que estuvieran aquí. Pero yo en sus zapatos estaría en Estados Unidos. Hay más campo y tienen más oportunidad para realizar su profesión. Ganar una carrera de allá es como ganar 10 de aquí”.

Y esto, el estudiante Antonio Quiles lo tiene bien claro.

Este se crió en el barrio Palomas de Comerío junto a Evin Román, el sensacional jinete de 19 años que se convirtió en el primer aprendiz en 68 años en ganar el título de jinetes en Santa Anita y hasta el lunes era el líder de victorias en Del Mar, ambos de los más prestigiosos hipódromos de California.

“Yo me quedo unos meses para pulirme y luego me gustaría irme a California con mi amigo”, dijo Quiles, de 20 años, quien entró un año después de Evin a la escuela. “Si ellos han podido, yo puedo. Salieron de aquí mismo. Y no es tanto la paga. Es que esto es lo que amo hacer y no importa lo que me paguen daré el máximo siempre. Quiero ir para allá a competir con los mejores”, dijo Quiles.

Historia de la Escuela Vocacional Hípica

La Escuela Vocacional Hípica Agustín Mercado Reverón fue establecida en el 1974 en los terrenos del entonces hipódromo El Comandante. Funciona bajo la jurisdicción de la Administración de la Industria y el Deporte Hípico (AIDH) y del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC).

Es totalmente gratuita, y hasta ofrece incentivos de $100 al mes a quien tenga asistencia perfecta.

Además de ofrecer cursos de jinete, brinda cursos para herreros y galopadores.

El curso de jinete tiene una duración de dos años. Cada año se aceptan unos 15 candidatos.

Algunos le atribuyen el éxito de sus egresados al trabajo de primera mano a diario con los ejemplares que corren en Camarero.

La escuela está asociada a la International Federation of Horse Racing Academies (IFHRA), lo que ha permitido que algunos de sus estudiantes hagan viajes e intercambios a países como Emiratos Árabes Unidos, Irlanda e Inglaterra.

También ofrecen cursos de adultos desde noveno hasta cuarto año a quienes necesiten graduarse.

Convocatoria abierta

Del 1 al 15 de septiembre la Escuela estará en el proceso de buscar nuevos estudiantes para los cursos de herrero, jinete y galopador. Los interesados deben pasar por Camarero a buscar la solicitud y pasar por un proceso de entrevista. Los aspirantes deben tener un mínimo de 16 años, estatura de 5’2” y peso de 102 libras. Para información llame al 641-6060 exts. 2160 y 2161.