Han transcurrido ya 10 meses desde que colocaron sobre las manos de los integrantes de la Comisión de Boxeo Profesional de Puerto Rico (CBPPR) la encomienda de hacer una exhaustiva revisión del reglamento para atemperarla a las recomendaciones del licenciado Hiram Morales Lugo e incluir, entre otras enmiendas, un código de ética que incluya a los comisionados.

Sin embargo, el proceso ha ido más lento que una “caravana de cojos”. Al presente, no existe un escrito final para el examen y la eventual aprobación de Ramón Orta, secretario del Departamento de Recreación y Deportes (DRD).

Por alguna extraña razón, le han dado largas a un asunto que requiere seriedad, urgencia y prioridad. Pero para los distinguidos comisionados es más cómodo y conveniente dejar pasar los días, las semanas y los meses obviando las instrucciones de Orta, las recomendaciones de Morales Lugo y las responsabilidades vicarias que pesan sobre sus hombros.

¿Qué los detiene? Solo ellos saben, pero uno pudiera inferir que no quieren estar sujetos a ninguna disposición ética que rija sus conductas y se expongan a penalidades de incurrir a violaciones al mismo.

El licenciado Hiram Morales le sugirió a Orta delegar sobre Rafael Nadal, presidente de la Comisión, pulir algunos de los artículos del reglamento y, a su vez, incorporar en detalle un lenguaje que atienda posibles faltas éticas de los oficiales sin obviar a los comisionados. Eso fue en mayo de 2015, pero no fue hasta septiembre que dieron vagas señales de que algún tipo de lenguaje estaba bajo consideración.

Nadal le encargó a los comisionados Miguel Ortega y Herman Colberg la redacción de las enmiendas, pero no parece haber habido mucho avance sustancial en esa dirección. No se han atendido cabalmente las sugerencias de Morales. Han dado la impresión que desean despachar el asunto sin pena ni gloria, dejando la encomienda en el sueño de los justos y que con el pasar del tiempo quede todo en el olvido. Los miembros de la Comisión desperdician una nueva oportunidad única de establecer un reglamento de vanguardia, tal vez que hasta sirva de ejemplo para otras jurisdicciones. Han tomado la ruta más placentera.

Es lamentable que hayan necesitado tantos meses para cumplir con sus obligaciones, lo que desmerece su diligencia, capacidad e interés para atender asuntos de cardinal importancia, más aun cuando fue una encomienda que vino directamente del secretario del DRD.

Al grupo encabezado por Nadal no le agrada ser cuestionados por la prensa bona fide comprometida en realizar un periodismo serio. Prefiere las manos de seda que barren las controversias debajo de una alfombra. Todos hacen lo indecible por evadir la fiscalización en lugar de estar abiertos a dar explicaciones y respuestas. Pero, no es de extrañar. Ha sido el estilo patrocinado por demasiado tiempo a pesar de que el propio Orta ha dicho públicamente que la Comisión de Boxeo debe ser transparente.

¿Cuándo finalmente será oficial el “nuevo” reglamento? Continúa la espera por una contestación.