Es verdad que en Puerto Rico se dan tantas cosas absurdas, que por más que uno busque encontrarle lógica, no hay forma de aceptarlas.

La más reciente es la orden que le acaba de dar el Secretario del Departamento de Recreación y Deportes, Andrés Waldemar Volmar Méndez, al entrenador de tenis de mesa, Bladimir Díaz, para que abandone el destaque que tiene de esa agencia para desarrollar dicho deporte en Utuado con tal de ir a trabajar jornadas diarias de ocho horas en la región de Arecibo.

La orden de Volmar Méndez llega para poner en peligro el desarrollo del tenis de mesa en Utuado y sobre todo, el desarrollo de la mejor atleta femenina que tiene Puerto Rico en la actualidad, Adriana Díaz, quien precisamente en mayo, logró conquistar un título mundial de la categoría Sub 21 en la parada en Eslovenia del World Tour de Tenis de Mesa, su clasificación a las Olimpiadas Juveniles del 2018 y una ubicación entre las mejores 64 tenismesistas femeninas del Mundial de esta disciplina que al momento que escribo, se está jugando en Alemania.

La solicitud realizada por Volmar Méndez es difícil de comprender porque ciertamente, el trabajo realizado por Díaz en Utuado ha sido apoyado por los previos secretarios del DRD bajo administraciones penepés y populares. 

David Bernier, Henry Neumann y Ramón Orta, todos exsecretarios del DRD, apoyaron el trabajo de Díaz por el impacto que este ha tenido en Utuado y por el crecimiento que esto ha impulsado al desarrollo del tenis de mesa en Puerto Rico.

De hecho, Orta fue quien le dio a Díaz una plaza en el DRD luego de años trabajando como destaque con esa agencia teniendo una plaza de trabajo en Hacienda. Y todos, Bernier (PPD), Neumann (PNP) y Orta (PPD) no tuvieron reparos en afirmar que el mejor trabajo que Díaz puede hacer con la agencia es estar al frente del tenis de mesa en Utuado.

Pero Volmar Méndez tiene otra idea. Y es una nefasta, que puede poner trabas al desarrollo de Adriana Díaz y la selección femenina de Puerto Rico en el deporte.

En fin, qué se puede esperar de un músico que ha sido nombrado a un puesto sin méritos como destaque político por unos años para intentar impulsarlo a hacerse popular para aspirar a más políticamente en el futuro.