Más allá del oro de Mónica Puig, la actuación boricua que más satisfacción me provocó en Río de Janeiro 2016 fue la del plataformista Rafael Quintero.

Si nos dejamos llevar por los criterios en el Atletismo, la gesta de Rafa en clavados fue una excepcional. Es decir, en pista y campo se destaca como un logro cuando un competidor clasifica a la final y/o supera su propia marca personal, en unas Olimpiadas, Mundial o Panamericanos, aunque quede distante de las medallas.

Entonces, eso mismo fue lo que sucedió con Quintero. Llegó a la final en la plataforma de 10 metros (32 pies), y superó su registro personal, dos veces.

En la preliminar, donde compitieron 28 clavadistas, Rafa pudo meterse entre los mejores 18 para así pasar a las semifinales. En esa jornada otra competencia entre semifinalistas Quintero, luego de completados sus seis saltos, sumó 471.20, nueva marca propia con la cual entró a la gran final junto a los otros 11 mejores registros.

En la final por las medallas, celebrado tres horas más tarde, y enfrentando a clavadistas de mucha más experiencia, la mayoría en sus segundas Olimpiadas, el puertorriqueño lanzó seis saltos de nivel exquisito, logrando sumar un estupendo total de 485.35, superando nuevamente su récord.

Quintero terminó 7mo, superando a plataformistas de preponderancia mundial como el británico Thomas Daley, el mexicano ‘El Pollo’ García, y quedó justo detrás del chino Qiu Bo, con apenas tres puntos de diferencia.

Lo mejor de todo es ver a Rafa clasificar para el World Series de clavados, ya que sólo los mejores ocho obtuvieron dicho privilegio.

Esto es una distinción privilegiada con la cual el boricua tendrá la exposición para que más jueces de todo el mundo lo conozcan, y la oportunidad de irse mano a mano con los mejores clavadistas del planeta.

La gesta de Rafael es encomiable, considerando que su edad es de 6 a 8 años menos a la edad pico de este deporte. Igualmente hay que destacar el trabajo inicial que realizó la ex clavadista olímpica, Angelique Rodríguez, quien, como entrenadora, fue una de las primeras que supo identificar el talento y proyección de Quintero.