Cuando el tenista británico Andy Murray le prometió amor eterno a Kim Sears el pasado abril, buscó una manera de mantener cerca la presencia de su esposa cada vez que está en una cancha.

Murray, de 27 años, tuvo una revelación mientra competía en la final del Abierto MBW en Munich, Alemania. Optó por amarrar la sortija de matrimonio en los cordones de sus zapatos de jugar, tal vez con la esperanza de que le significara mejor suerte. La idea tuvo resultados positivos enseguida, pues ganó su primer torneo desde que contrajo nupcias.

El único problema es que se corre el riesgo de perder el aro, pero mientras siga ganando partidos y, a su vez, torneos, Murray seguirá con la nueva costumbre.

La razón para no utilizar la sortija mientras juega es que utiliza ambas manos en los backhands y eso le representa una incomodidad al agarrar la raqueta. El británico está participando en el Abierto de Francia.