Hace tres años, por poco más 48 segundos, Puerto Rico se paralizó. El 6 de agosto del 2012, el puertorriqueño Javier Culson buscaba darle a la Isla su primera presea en unos Juegos Olímpicos desde 1996.

En una tarde fría y nublada en Londres, Culson ocupó el carril 5 en un repleto Estadio Olímpico. Era el favorito, y ni siquiera había perdido una carrera en todo el año. En la Isla, todos soñaban con la presea, y claro, con una de color dorado.

Una vez sonó el disparo, el ponceño parecía encaminado a la gloria olímpica. Sin embargo, tumbó la séptima valla y perdió el ritmo. El boricua fue sobrepasado por el eventual medallista de oro, el dominicano Félix Sánchez, y el estadounidense Michael Tinsley, que ganó plata. Culson terminó con tiempo de 48.10 segundos, mientras que Sánchez registró 47.63 y Tinsley 47.91.

Tras la carrera, Culson terminó tendido en la pista, con las manos en la cabeza. La decepción era evidente. “Me siento triste, quería una medalla de oro para Puerto Rico”, dijo Culson luego de la carrera.

“Me siento desilusionado, no esperaba esta medalla de bronce. Hubo un factor que le dí a la valla siete y perdí el ritmo. Y para recuperarlo, se me hizo bien difícil”, añadió.  

Pese a no ganar el oro, fue una gesta histórica la de Culson. Le dio a Puerto Rico apenas su séptima medalla olímpica en la historia, y la primera fuera del boxeo. Fue una tarde que siempre vivirá en el recuerdo del atleta, y de todo el País.

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