Para la generación actual, Dusty Rhodes, quizás solo era el padre de los luchadores de la World Wrestling Entertainment (WWE), ‘Goldust (Dustin Runnels) o de ‘Stardust’ (Cody Runnels), pero para los que vivimos la era dorada de la lucha libre en los 80’s, Rhodes fue uno de los principales íconos en la historia.

Rhodes, mejor conocido como “The American Dream” y cuyo nombre de pila era Virgil Runnels, quizás no tuvo un físico impresionante durante su carrera en la lucha libre, cargando con sobre 300 libras durante sus más de 20 años de actividad a tiempo completo sobre el ensogado, pero pocos pueden alardear de haber sido más relevantes que él en este entretenimiento deportivo.

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Este luchador tejano se inició en estas lides en 1968 en la American Wrestling Association (AWA) en el territorio de Minnesota, pero tuvo sus principales momentos de gloria durante la competitiva década de los 80’s, precisamente cuando los cuerpos fornidos de Hulk Hogan, ‘Superstar’ Billy Graham, Lex Luger, los Road Warriors, los British Bulldogs, Rick Rude y Randy “Macho Man” Savage comenzaban a ser la norma.

Sin embargo, lo que Rhodes carecía en términos de ‘looks’ lo compensaba de sobremanera en calidad luchística arriba del ensogado, pues se movía ágilmente para su peso y, sobre todo, dominaba como pocos la ‘psicología’ de la lucha. Era un maestro de cómo ir construyendo ladrillo a ladrillo una lucha para generar emoción en la audiencia y terminarse echando a la fanaticada al bolsillo.

Contrario a Hogan, cuyas luchas solían ser bastante predecibles y cortas (‘squash matches’), Rhodes se destacaba por su ‘work rate’ dentro del ring y podía luchar hasta por una hora. En su mejor momento, era de esos luchadores que podía hacer lucir bien hasta una escoba y cuando le tocaba luchar contra otros que fueran igual de buenos que él, como Ric Flair, Harley Race, Tully Blanchard o Arn Anderson, solía hacer una obra de arte sobre el ring.

¡Y ni hablar de sus promos! Pocos podían hablar frente al micrófono con la facilidad de verbo que Rhodes podía generar, siendo quizás únicamente rivalizado por Flair durante sus corridas en la National Wrestling Alliance (NWA), empresa que dominó hasta mediados de los 80’s la escena de la lucha libre antes de competir férreamente con la World Wrestling Entertainment (WWE, antes WWF).

Su magia de poder conectarse con el ciudadano común, trabajador, de cuello azul lo hacían junto a Hogan uno de los luchadores predilectos de la afición para esa era. Pero mientras Hogan dominaba mayormente los estados del norte de Estados Unidos donde la entonces WWF tenía mayor arraigo, Rhodes arrasaba en los estados del sur, especialmente durante su feudo con los Four Horsemen que lideraba Flair, Blanchard, Anderson y Luger y que, posteriomente, tuvo otras adiciones como Barry Windham.

Durante ese tiempo, Rhodes también fungió como ‘booker’ de la empresa, generando trasbastidores las historias que tendrían a la fanaticada pegada al televisor, incluyendo el sorpresivo cambio de bando del ‘ruso’ Nikita Koloff luego del accidente de tránsito que sacó de la lucha libre a Magnum T.A., o la creación de luchas innovadoras como ‘War Games’, que constaba de dos cuadriláteros enjaulados con un luchador entrando cada dos minutos. Ese concepto de ‘War Games’ fue adaptado en Puerto Rico poco después con el nombre de ‘Bronca boricua’.

Previo a esto, Rhodes fue la cara de la lucha libre de Florida Championship Wrestling y de la Mid-Atlantic Wrestling en North Carolina, donde ganó la mayoría de sus más de 20 títulos en su carrera. En esos territorios tuvo grandes batallas con Flair y Race, así como Kevin Sullivan, Prof. Toru Tanaka, Terry Funk, “The Crippler” Ray Stevens y Abdullah The Butcher. De hecho, al igual que el boricua Carlitos Colón, muchas de las cicatrices en la frente de Rhodes se debieron a sus guerras con Abdullah.

En las postrimerías de su carrera firmó con la WWE a inicios de los 90’s, pero para ese tiempo ya estaba fuera de su ‘prime’. Allí tuvo algunos feudos con Savage y “The Million Dollar Man” Ted DiBiase antes de retirarse de la lucha libre a tiempo completo.

Posteriormente, luchó en empresas independientes de forma esporádica hasta que firmó un contrato de ‘leyendas’ con la WWE en el 2005, siendo luego exaltado al Salón de la Fama de la WWE en el 2007 y manteniéndose laborando trasbastidores como ‘road agent’ durante las carteleras de la empresa.

Durante sus últimos años, Rhodes tuvo un rol protagónico en el desarrollo de nuevos talentos de la WWE al servir como principal ‘booker’, director creativo y uno de los profesores de ‘promos’ en NXT, de donde actualmente han salido luchadores promisorios como Neville, Sammi Zayn y Kevin Owens, por mencionar a algunos.

Pero su chispa en la industria se apagó el pasado miércoles en la noche cuando problemas renales no le permitieron llegar a los 70 años de edad, los cual cumpliría el próximo 12 de octubre.

Que descanse en paz uno de los mejores en la historia, Dusty Rhodes.