A partir el 11 de septiembre de 2001, la manera de  celebrar  actividades que parecían cotidianas  cambió dramáticamente.

Desde que dos aviones fueron estrellados contra  la Torres Gemelas de Nueva York en un acto terrorista sin precedentes en Estados Unidos, la vida cambió para muchos. 

Y el deporte no estuvo exento, ya que asistir a eventos deportivos en Estados Unidos y Puerto Rico se convirtieron en motivo de ansiedad, nerviosismo e inquietud ante la posibilidad de que las tragedias en el corazón de la ciudad de Nueva York y el Pentágono en Washington DC  fueran repetidas en lugares de alta congregación de público. 

Todas las actividades que estaban en calendario para esos días fueron canceladas y aplazadas para futuras fechas.  

Casi enseguida, los deportes tuvieron otro cometido más allá de entretener. Fue un remedio, por unas breves horas, al desconsuelo por la pérdida de miles de vidas y las amenazas a un estilo de vida. Era claro que nada sería igual.

Mañana, domingo, se cumplen 15 años de la fatídica fecha. Y hoy día, el mundo del deporte aún tiene las cicatrices de ese 11 de septiembre. 

“Establecer seguridad adicional en los lugares de los eventos fue necesario en todas las facetas. Ya fuera béisbol, boxeo o cualquier otro deporte, había que manejar las cosas de una manera distinta”, recordó el promotor Carl Moretti, quien para el 2001 laboraba para la empresa   de boxeo Main Events y, actualmente, es uno de los principales ejecutivos de Top Rank. 

“El diario vivir de las personas cambió al igual que cualquier tipo de  evento público. No diría que se debió al miedo, sino que la gente enfrenta los potenciales riesgos de maneras distintas y ahora son más precavidos”, agregó. 

Moretti sostuvo que con el pasar del tiempo, cualquier sentimiento de temor quedaba acentuado  por las probabilidades de futuros atentados. 

“Uno intentó retomar la normalidad para que las cosas fueran como antes, pero no era así de sencillo. Era un proceso que había que hacerlo poco a poco porque pienso que personas sintieron miedo después del 9/11”,  sostuvo.

Ingresar a los estadios se convirtió  un proceso más riguroso. Detectores de metal fueron instalados en las entradas, además de que cargar mochilas y  botellas con líquidos estuvo prohibido durante un periodo. 

Hoy día, muchas instalaciones deportivas mantienen esas mismas reglas.  

Asimismo, las normas en la industria del entretenimiento cambiaron.

“Fue algo que reformó  cómo se trabaja la seguridad  y la relación con los gobiernos en el manejo de los sitios. Todos hicimos ajustes y ahora lo estamos viendo 15 años más tarde en París y Orlando a otra magnitud”, dijo por su parte Arleene Pérez, directora de Eventos  y Servicios VIP del Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, adscrito al Distrito de Convenciones.

“También hay que tener a los empleados preparados. Mensualmente hacemos ensayos que van desde un fuego hasta un tiroteo”, abundó la ejecutiva del “Choliseo”, instalación que abrió en septiembre de 2004, exactamente tres años después del 9-11.    

“El boxeo siguió con un poco de temor” 

Para Félix “Tutico” Zabala, un promotor de boxeo  en la zona de Orlando, Florida, los eventos de 11 de septiembre no perjudicaron sus negocios en la Isla.   

“Definitivamente fue algo nunca antes visto, algo grande, pero no nos afectó en las asistencias en los coliseos. Siempre hay seguridad junto con la que provee la ciudad, pero en nada me afectó.  El boxeo siguió, obviamente, con un poco de temor”, destacó Zabala.

En cuanto a eventos deportivos en Puerto Rico, los cambios en seguridad no fueron muy drásticos.  

Peter Rivera, vicepresidente de PR Best Boxing Promotions, coincidió con Zabala que no hubo necesidad de tomar muchas medidas   adicionales, al menos en la Isla. 

“Con el tiempo me entero que hasta agentes del FBI estuvieron dentro de los eventos deportivos para que estuvieran pendientes a las cosas”, resaltó Rivera. 

“En esos meses o primer año, tal vez la parte económica tuvo un efecto porque la gente se aguantó, pero tampoco tomamos medidas de seguridad adicionales a las normales. Después se normalizó. Fue algo fuerte para todos y la sociedad en general, pero en Puerto Rico nunca ha pasado algo así. De hecho, después de eso hicimos eventos esa misma fecha como Miguel Cotto contra Kelson Pinto”, continuó.

Los púgiles disputaron el cetro súper ligero (140 libras) de la Organización Mundial del Boxeo (OMB) el 11 septiembre de 2004 en el Coliseo de Puerto Rico.

No obstante, Moretti señaló que ha sido fundamental ser vigilantes en los eventos de asistencia masiva. 

“Aunque han transcurrido 15 años, muy poco ha cambiado en términos de seguridad debido a las amenazas de ISIS (Estado Islámico) que representan nuevas preocupaciones”, concluyó.