Esperamos toda una vida por aquel momento sin saber cómo nos iba a impactar o cómo lo íbamos a vivir. 

Era el sueño dorado.

Ese era el momento que muchos decían necesitaban vivir antes de morir. Y hoy no puedo dejar de pensar en Elliott Castro, Héctor Cardona y Tuto Marchand, entre otros grandes figuras del deporte que ya no están con nosotros, pero que en fin pudieron vivirlo antes de morir un día como mañana domingo, el año pasado.

Me refiero a la conquista de una primera medalla de oro por un atleta de Puerto Rico representando a la Perla de los Mares en una justa olímpica.

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Lo hizo la tenista Mónica Puig el 13 de agosto de 2016 sobre la cancha de tenis del Parque Olímpico en Río de Janeiro, Brasil. Una victoria imponente, pero que era improbable antes del inicio del torneo.

 No pudo llegar en un mejor momento, con el País dividido políticamente de cara a las elecciones generales que se celebraría casi tres meses después. Y sobre todo con el ánimo de todo los boricuas por el piso por causa de la deuda impagable que arropaba y aún arropa las finanzas del terruño.

 “Creo que he unido a una nación”, dijo entonces la tenista que tras su victoria por parciales de 6-4, 4-6 y 6-1 sobre la alemana Angelique Kerber, entonces la segunda clasificada del mundo y actualmente la tercera en el escalafón según la Asociación de Tenis de Mujeres (WTA, por sus siglas en inglés).

Y sí que lo hizo. Antes de su logro posiblemente la unidad patria solo había existido con la gloriosa actuación del Equipo Nacional de Béisbol en el Clásico Mundial de Béisbol de 2013, cuando Puerto Rico finalizó con el subcampeonato mundial. Desde entonces, la emoción se volvió a vivir con la revalidación como subcampeones del Mundial en el Clásico Mundial de Béisbol este año. En fin, el deporte es posiblemente el único factor que une a esta bendita Isla.

 “Traerles esta medalla es lo mejor de mi vida”, agregó Puig desde Río de Janeiro, el día después de su victoria.

Y eso hoy lo podemos mirar desde dos perspectivas. Puig de seguro quiso significar que el triunfo era el más grande y especial de su carrera, y que propiciar la alegría que propiciaba entre los puertorriqueños era su meta grande, como estoy seguro lo sigue siendo.

Pero también es cierto que desde entonces Puig tampoco ha logrado sumar una victoria grande en su carrera personal. Actualmente es la clasificada número 69 de la WTA, y para esta fecha el año pasado era la 34. Posterior a las Olimpiadas, específicamente para el 26 de septiembre, incluso se posicionó como la número 27. Pero desde entonces sus resultados no han sido los esperado.

 No es algo de lo que Mónica está contenta. Es algo que la tiene, a un año de su mejor momento, un tanto entristecida y hasta con un poco de presión.

Pero ello no le quita mérito a su gran logro del año pasado, del cual ha dicho sigue utilizando para buscar inspiración y motivación.

Y no solo ella, sino todo atleta nacional sueña como soñaba ella. Y como soñaban Castro, Cardona y Marchand.

“Todavía tenemos esa magia. Recordar esa energía nos seguirá impulsando a continuar trabajando a buscar más en Tokio 2020”, expresó la presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico, Sara Rosario, al invitar al pueblo a celebrar el aniversario del oro olímpico este domingo, desde las 5:00 p.m. en la Placita de Mercado Santurce.

“Lo celebraremos con el pueblo. Esa energía del pueblo nos inspira”, agregó Rosario.

Y ciertamente no es un mal tiempo para revivir el gran momento de unidad que tuvo Puerto Rico en el 2016 gracias a Mónica Puig.

Vale recordar bien que ella llegó al torneo por mérito propios pero que nadie le daba para ganarlo todo. Pero eso no detuvo a Mónica, tal cual nada debe detener a Puerto Rico de soñar con que puede salir de su mal momento económico y social si se lanza a jugar con garra, integridad y ganas.

En Río, Puig no no solo derrotó a Kerber, sino también a la entonces y todavía hoy número cuatro del mundo, la española-venezolana Garbiñe Muguruza, venciéndola por final 6-1 y 6-1. Igualmente consiguió triunfos sobre la checa Petra Kvitova, quien llegó a Río clasificada 14 en el mundo, ante la eslovena Polona Hercog, sobre la rusa Anastassia Pavlyuchenkova y frente a la alemana Laura Siegmund.

Ya este domingo se cumple un año de la gesta dorada. Parece que fue ayer, según Puig. No lo parece, según sus resultados internacionales posteriores, y sobre todo según lo dividido que está nuestro País nuevamente. Es por eso que hoy vale recordar su triunfo, para reorganizar metas y volver a soñar con la unidad. 

Lo necesitamos.