¿Cuántos atletas pueden decir que han podido estar  activos dentro del rudo espectáculo deportivo de la lucha libre por 50 años como lo ha hecho “el Jibarto de San Lorenzo” José Huertas González, mejor conocido como el Invader #1?

Y es que a sus 69 años de edad, el Invader #1 ocasionalmente  libra batallas sobre el ring  desde que  debutó  en Chicago en  1965.

¿Quién no recuerda su puño vendado al corazón, sus palmetazos al pecho y sus memorables riñas  con luchadores como Pierre Martel, Ox Baker y  Chicky Starr, entre otros?

Durante la era dorada en la década de 1980 en Puerto Rico, si Carlos Colón era el luchador A, el Invader era el A-1. Pocos saben cómo  despertar  emociones  como lo hace  el Invader. Quizás, solo Colón podría superarlo  en cuanto a  arrastrar gente a las canchas.

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¿Pero cómo inició todo este trayecto para Huertas desde la tierna edad de 17 años? De eso y de otras cosas  platicamos con el veterano luchador.

¿De dónde surge el Invader? 

“Empecé a luchar en el 1965. Me fui de San Lorenzo en el 1963 con $15 en el bolsillo,  con hambre de aprender de la lucha libre. Llegué a Chicago y los $15 me los cobraron por enseñarme lucha libre. Me cobraban  $1.50 semanal por ser miembro del gimnasio. Hubo muchos entrenadores como   Acosta,   Betancourt. Y varios luchadores superestrellas de antes como The Crusher, Dick ‘The Brusier’, Verne Gagne. Me decían ‘tú vas a ser bueno’. Debuté en Chicago. Hubo una nevada grande. No tenía ni maleta ni ropa. Ellos mismos me la consiguieron. Las rodillas me temblaban. Mi primer nombre fue ‘el Profeta’. Siempre te buscan un nombre. Después me decían que me parecía a un actor de la India y me cambiaron el nombre a Sabú. Luego en la WWF (ahora WWE) me pusieron el nombre de José González,  hasta  1977. El nombre del Invader me lo pusieron cuando llegué a Puerto Rico”.

¿Por qué Invader? ¿Un invasor que venía de afuera?

“Venía como un enmascarado y tenía que ser un nombre que llamara la atención. Ya había muchos con nombre latino. Estaba Carlos Colón, José Rivera, Hércules Ayala”.

¿Viniste como rudo?

“Vine como rudo el  11 de agosto de 1977.

¿Y cómo cambiaste al bando técnico? 

“La misma gente. Los fanáticos mismos lo hicieron. Algo que  hice es que  nunca cambié mi estilo. Cambié de camerino. Y a la gente le encantó”.

En aquellos momentos estaban  los feudos con Black Gordman, Los Kanguros, Saito y Mr. Fuji, Pierre Martel, Mr. Pogo y, posteriormente, con Los Pastores de Nueva Zelanda, Ox Baker. ¿Cuál de esos es el más memorable?

“Creo que uno que los fanáticos recuerdan bastante es el de Ox Baker, que metió como 15,000 personas en el Hiram Bithorn, puño vendado contra puño vendado. Otra que me gustó mucho fue la que tuve contra Ric Flair en el Roberto Clemente. Ric Flair era el campeón de la NWA y como a los 50 minutos me coroné. Pero la celebración me duró como dos minutos. Él puso la pierna en la cuerda, el árbitro contó uno, dos y tres, y  gané. Pero luego entró otro árbitro a aclarar y me revocaron. Como rudo también tuve buenas peleas con Savio Vega, con Carlos Colón. Pero no importaba si fuera rudo o técnico, si fuera el ‘Jibarito de San Lorenzo’ o el ‘Puerto Rican Dream’, siempre había gente que me apoyaba. La gente siempre le encanta las frases de que ‘Se pusieron los huevos a peso’, ‘que te tiemblan las piernas’, ‘si me peleas te lucho y si me luchas te peleo’.

Precisamente esa es una de las cosas que la gente más se goza, tus entrevistas, por tu entrega, la emoción que transmites.

“Les doy el 150 por ciento en mis entrevistas. Hay mucho luchador que no tiene esa pasión. Y como me concentro tanto, me vivo la lucha libre.

¿Qué te  queda por hacer?

"Estoy en buena salud, en buena condición. Lo que me falta es ayudar a la juventud, como lo voy a hacer en la WWL junto a Richard Negrín. Tiene esa visión de echar la lucha libre hacia adelante. Hay mucho talento. Que me ayuden a desarrollarlos y se pueden hacer muchas cosas”.

Comprometido El Invader con el talento joven de la WWL