Connecticut.- Familiares y amigos de Aaron Hernández acudieron el lunes a dar el último adiós a la ex estrella de NFL en un funeral en privado en su ciudad natal.

La madre, el hermano, la prometida y al menos uno de los abogados defensores de Hernández se hallaban entre los presentes en el funeral de acceso sólo con invitación en Bristol, Connecticut.

El ex tight end de los Patriots de Nueva Inglaterra, que cumplía una sentencia de cadena perpetua por un asesinato en 2013, se quitó la vida ahorcándose en su propia celda de una prisión de máxima seguridad en Massachusetts el miércoles pasado. Recién había sido exonerado por los homicidios de otros dos hombres ocurridos en Boston en 2012.

Antes del servicio funerario programado para la 1:00 de la tarde, un abogado de la prometida de Hernández, Shayanna Jenkins Hernández, pidió el lunes a un juez que proporcione copias de las tres notas que Hernández dejó al lado de una Biblia antes de suicidarse, reportó el diario The Boston Globe. El abogado señaló que el fiscal de distrito se había negado a entregarle las cartas a la mujer o a cualquier otro familiar.

"La familia tiene el derecho, durante su proceso de duelo, de conocer las palabras finales de su ser querido", escribió el abogado George Leontire.

The Associated Press dejó mensajes a la oficina del fiscal de distrito en busca de comentarios sobre la solicitud.

Dos hombres que vestían traje revisaban las identificaciones en la entrada de la funeraria a la llegada de los invitados. La policía cerró el tránsito en una calle justo frente a la funeraria y los equipos de transmisión de noticias televisivas se estacionaron en un lote del otro lado de la calle.

La familia de Hernández emitió un comunicado en el que solicitan privacidad, y agradecían a la gente que ofreció condolencias.

Hernández cumplía con una sentencia de cadena perpetua por el asesinato en 2013 de Odin Lloyd, un jugador semiprofesional de fútbol americano que salía con la hermana de Jenkins Hernández.

Una vez que el forense de Massachusetts determinó que se trató de un suicidio, el cerebro de Hernández fue donado a la Universidad de Boston, donde los científicos lo estudiarán en busca de alguna señal de trauma cerebral que haya sufrido durante sus años como jugador.

Un juez ordenó el viernes que se conserve toda la evidencia de su suicidio en prisión, como lo solicitó la prometida del exjugador, a fin de que la familia pueda investigar las circunstancias de su muerte.