SAN SEBASTIÁN. José Franco ‘Fufi’ Santori Coll sentía un afecto especial por San Sebastián. Por ello, le encomendó a su esposa María Concepción ‘Conchi’ Aymat que cuando su tiempo en Puerto Rico expirara, deseaba permanecer en el pueblo que había abrazado junto a ella. 

Santori Coll, quien falleció durante la madrugada del pasado lunes a los 85 años de edad por complicaciones de salud, desde hoy descansa en el Pepino Memorial Park en San Sebastián.

El reconocido deportista, periodista, compositor, músico y humanista, entre muchas otras virtudes, fue despedido por familiares y amigos que derrocharon sus sentimientos durante el último encuentro.

Durante la mañana de ayer, el féretro de Santori Coll fue expuesto en el Recinto Universitario de Mayagüez, donde le rindieron honores en una de las canchas del campus en las que impartió sus conocimientos de baloncesto con los estudiantes. 

Allí fue recordado por excolegas colegiales.

De hecho, Primera Hora supo que hay una propuesta para que el área de las canchas de tenis y la pista del RUM sea bautizado con su nombre.

Luego de concluidos los actos de honra allí, el ataúd fue trasladado a un coche fúnebre para una última vuelta simbólica sobre la pista. Una vez concluida, fue llevado al lugar de su última morada en Pepino.

Y allí varias personas más se expresaron sobre la vida de Santori Coll, entre ellos su hermano Vicente y su yerno, el periodista deportivo Hiram Martínez.

“Cuando me enteré de que se le iba a poner la bandera de Puerto Rico sobre el ataúd, eso me llenó de alegría. Fufi estaba orgulloso de ser un puertorriqueño, siempre creyó en el puertorriqueño y que podíamos hacer lo que nos proponemos”, dijo el hermano del Gurú del básquet. “Fufi hizo lo que quiso hacer”.

Mientras, Martínez, quien fue reportero de deportes de El Nuevo Día, editor de El Vocero y labora actualmente para ESPN Deportes, recordó las interminables horas que pasaron conversando de política y béisbol.

“De lo menos que hablamos era de baloncesto. Hablamos de otras cosas, pero no de baloncesto. Para mí, fue una conversación que nunca terminó. Pausábamos cuando me iba de viaje y la retomamos cuando nos volvíamos a encontrar. Lo más que atesoro fue que la conversación nunca terminó”, pronunció Martínez frente al féretro con voz entrecortada.

Justo antes de que el ataúd fuera trasladado a su morada final, comenzó a caer unatenue llovizna, lo que parecía un simbolismo que la naturaleza lloraba la partida de Fufi.