Santa Clara, California.  El último recuerdo que tenemos de John Elway con el uniforme de los Broncos es del quarterback mirando hacia las tribunas, sosteniendo el casco en su mano izquierda mientras cerraba el puño derecho en señal de victoria. Sonreía, consciente de que poco después tendría su segundo trofeo del Super Bowl en sus manos.

Se fue como un grande, en la cúspide de su carrera, festejando la conquista de un campeonato.

“Es algo muy lindo”, expresó Elway. “Saber que puedes recordar el pasado y tener pensamientos muy positivos”.

Ahora, Elway maneja desde una oficina el equipo para el que jugó. En el 2012 contrató a Peyton Manning, quien con sus 39 años es mayor incluso que cuando Elway jugó su último partido en 1999.

Y Manning podría tener la misma despedida que tuvo Elway. Este fin de semana podría ganar su segundo Super Bowl cuando los Broncos enfrenten a Carolina, sacarse la camiseta y jamás volver a pisar un terreno de football.

Los dos aseguran que no han hablado de un posible retiro de Manning. Pero es un tema que está en el aire.

Cuando se encontró con el técnico de los Patriots, Bill Belichick, en el terreno hace dos semanas, Manning le dijo que esta podría ser su última temporada. No ha vuelto a tocar el tema, decidido a disfrutar todo lo que está viviendo. Ya habrá tiempo para hablar del futuro.

“No hablamos de eso el domingo pasado”, aseguró su hermano Eli, quarterback de los Giants. “No hablamos de nada que no sea el partido”.

Cuando termine el encuentro, Peyton podrá pedirle consejo a una cantidad de gente importante: su hermano Eli, su padre Archie, quien jugó 14 años en la NFL; su hermano Cooper, del que es muy allegado. Y Elway. Es previsible que Manning busque lo que buscó Elway cuando fue a hablar con su padre, Jack, un scout versado en el deporte, después de ganar su segundo Super Bowl.

“Tuve la suerte de poder hablar con mi padre sobre lo que pensaba”, relató Elway.

Era obvio que Elway ya no era el de sus buenos tiempos sobre el final de su carrera. Se había ausentado de cuatro partidos en 1998 por lesiones. 

“Físicamente, estaba empezando a tener problemas”, admitió Elway.

La pérdida de facultades es más visible todavía en Manning. Fue duro ver las 17 intercepciones que sufrió antes de lesionarse en noviembre. El que haya regresado como si nada y encaminado a los Broncos al Super Bowl, haciendo incluso una corrida clave de 12 yardas con el balón ante los Patriots, es un reflejo de su astucia más que de sus dotes físicos.

“Siento que todavía puedo rendir”, dice Manning.

 “Tal vez de otras maneras. Hay que saber adaptarse”.

Después del partido del domingo, Manning tendrá que decidir si sigue o no a pesar de que tiene contrato hasta el año que viene. Será importante escuchar lo que le diga su gente de confianza.

“Generalmente, la gente en la cima de la pirámide, ya sea en el deporte, los negocios, el mundo del espectáculo o lo que sea, no sabe evaluar bien las cosas, sobre todo en relación con este tema”, declaró David Heenan, cuyo libro “Leaving on Top” (Cómo irse en la cima) analiza una de las decisiones más importantes que debe tomar la gente exitosa en su vida.

“Pero Peyton es obviamente un tipo brillante”, expresó Heenen. “Su padre ya pasó por esto. Si hay alguien capaz de manejar esto desde un punto de vista emocional e intelectual, él es uno de ellos”.Es de notar que ha habido otros individuos brillantes que tomaron distintos caminos.

Por cada Elway, Michael Strahan y Jerome Bettis, todos los cuales se retiraron luego de coronarse campeones, hay dos o tres Brett Favre, Joe Namath y Joe Montana, jugadores igualmente brillantes y exitosos pero que siguieron jugando después de sus mejores años.

¿Seguirá Manning sus pasos? Lo más probable es que se tome un descanso después del Super Bowl y posteriormente decida si llegó la hora de la despedida.Si el domingo por la noche tiene en sus manos el trofeo Lombardi, podrá imitar a su actual patrón, Elway. Dos broncos que se retiran en la cima.

Dos boricuas en acción

Precisamente, uno de los principales protectores de Manning durante la contienda del domingo los será el guard/centro de sangre puertorriqueña Max García, jugador de 6’4” y 309 de estatura que funge en su primer año en la NFL tras graduarse de la Universidad de Florida. García jugo en los 16 partidos de serie regular, incluyendo cinco como titular.

El otro boricua protagonista en la duela pero no en el terreno de juego lo es el dirigente de los Panthers de Carolina, Ron Rivera, quien fue el primer jugador de ascendencia puertorriqueña en ganar un Súper Bowl cuando jugó como linebacker de los Bears de Chicago en la temporada 1985-1986. De ganar los Panthers, Rivera sería también el primer boricua en lograr salir airoso en un Súper Bowl como dirigente.