A través de la historia, el deporte ha sido clave a la hora de derrumbar las barreras del discrimen. En 1936, el negro Jesse Owens fue a las Olimpiadas de Berlín y dio un golpe al mito de la superioridad de la raza aria al ganar cuatro medallas de oro en atletismo. En 1973, la tenista Billie Jean King derrotó al ex campeón Bobby Riggs luego  que éste declaró que una mujer jamás le ganaría. Recientemente, el innovador programa Playing for Peace ha unido en tabloncillos de baloncesto a grupos que normalmente han intercambiado balas más que balones: israelitas y palestinos en el Oriente Medio, católicos y protestantes en Irlanda del Norte, blancos y negros en Sudáfrica.

En muchos casos, las pistas, coliseos y estadios del mundo han sido los escenarios donde los estereotipos, los prejuicios y la injusticia van a morir. Pero, aunque a través de los años muchas de las diferencias de etnia, género, religión y cultura han sido superadas , no ocurre así con lo que se podría considerar como el último tabú del deporte: la homosexualidad.

Aunque varios deportistas reconocidos han salido del clóset, como la propia King, la retirada tenista puertorriqueña Gigi Fernández y el clavadista estadounidense Greg Louganis, al día de hoy ningún atleta masculino de alguno de los principales deportes por equipo en Puerto Rico o Estados Unidos ha asumido públicamente su homosexualidad durante su carrera, y apenas unos pocos lo han  hecho luego de retirarse.

Dentro de una sociedad que es cada día más tolerante y que celebra a astros como Ricky Martin que han afirmado su orientación sexual, vale la pena preguntar: ¿por qué sigue siendo el deporte un refugio para la homofobia?

Mitos y realidades

No es ningún secreto que el ambiente de los  camerinos, donde suele imperar el culto al “macho”, podría resultar  hostil para un homosexual. Allí  se manejan con frecuencia  esas palabras despectivas utilizadas para referirse a miembros de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transgénero (LGBT). Peor aún, usualmente se utilizan como sinónimos para “débil”, “suave”, “incapaz”; en fin, para todas las cualidades que son anatemas en  el mundo atlético.

“En el deporte se asocia la ejecución con la masculinidad, y entonces se piensa que el hecho de que una persona sea homosexual quiere decir que deja de ser masculina”, opinó Osvaldo Burgos, ex director de la Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico. De hecho, es por eso que, según Burgos, ha sido mucho más común que mujeres deportistas asuman su lesbianismo, pues, en  su caso, se presume cierto tipo de masculinidad.

Fernando Aybar, profesor de educación física en la Universidad de Puerto Rico y especialista en psicología deportiva, está de acuerdo en que el origen de la homofobia en el deporte está ligado a consideraciones de género. “La premisa fundamental es que el primer rechazo es a la mujer y a todo lo que tiene que ver con el género femenino”, puntualizó.

Esa asociación entre la homosexualidad y la debilidad física es sólo uno de los mitos que dificultan la aceptación de personas LGBT en el deporte.

“La gente piensa que los homosexuales son agresores sexuales”, explicó Burgos, lo cual crea un miedo de que estos individuos fueran a ligar o manifestar algún otro tipo de comportamiento inapropiado dentro del camerino.

También, añadió Aybar, “en el deporte tenemos el medio ambiente donde más contacto físico hay entre hombres de todas las instituciones sociales que conocemos. Te puedo dar en las nalgas, te puedo abrazar, te puedo hasta dar un beso... y todo eso sería mal visto si se cuestiona la sexualidad”.

Humberto Rodríguez, veterano técnico puertorriqueño que ha dirigido tanto a hombres como mujeres en los niveles más altos del voleibol, admitió que esas preocupaciones existen en los camerinos. Pero también indicó que en sus más de 25 años de carrera ha tenido a varios jugadores homosexuales y que todos han demostrado tener respeto  por sus compañeros y por el deporte.

“En mis equipos, ninguno ha hecho ningún intento en el ambiente del camerino o del entrenamiento por montar alguna relación con un compañero”, aseguró Rodríguez.

Por su parte, Víctor “Vitito” Rivera, miembro de la Selección Nacional de Voleibol de Puerto Rico, catalogó “como una ridiculez” ese miedo a un acercamiento sexual por parte de un compañero de equipo homosexual, pues los lazos de hermandad que se crean en el camerino no permitirían ese tipo de comportamiento. “Si están en el equipo y ya se conocen, se hace una amistad. Si es gay o tiene tendencias gay, hay un respeto”, indicó.

Pero ésa no es la única actitud equivocada sobre las personas gay. Según el activista Pedro Julio Serrano, otro mito nocivo es el que trata a la homosexualidad como si fuera una enfermedad pegajosa.

“Está el miedo de que se van a contagiar, de que les va a cambiar la orientación sexual”, manifestó.

La prevalencia de esta forma de pensar quedó en evidencia en las reacciones de algunos baloncelistas cuando el centro británico John Amaechi, que jugó en la NBA hasta el 2003, salió del clóset en el 2007. Jugadores como el ex armador estelar Tim Hardaway no se anduvieron con rodeos: “Yo odio a los gays”, dijo en aquel momento el antiguo base de los Heat de Miami.

Otros demostraron apoyar de manera inequívoca a Amaechi y declararon que no tendrían problemas con tener un compañero de equipo gay. Por otro lado, una gran cantidad de ellos dijeron apoyarlo, pero pusieron un “pero” muy revelador: “Después de que no venga a donde mí con su homosexualidad, estamos bien”, expresó entonces el delantero de los Heat de Miami, Shavlik Randolph, dando voz a esa idea de que se tolera a las personas gays, pero de 'lejitos'.

Un ejemplo revelador

Amaechi, que publicó la autobiografía Man in the Middle sobre sus experiencias, pinta un cuadro bastante claro y perturbador sobre lo que significa ser un jugador homosexual en la NBA, aun uno que permanece dentro del clóset. El ex pívot de los Jazz de Utah, entre otros equipos, relata en su libro  algunos de los comentarios de sus compañeros sobre el tema (“Si uno de mis hijos fuera gay, lo tiraría a la calle”; “Qué asco dos hombres juntos”) y explica cuán cuidadoso tenía que ser para no revelar su secreto. Pero, peor  que todos los insultos y el estrés causado por vivir escondiendo su identidad, la historia de Amaechi revela lo que es, quizás, la razón más poderosa para que un atleta no salga del clóset: hacerlo puede perjudicar irreparablemente su carrera.

“Si tú no tienes una igualdad legal y tu vida depende del deporte, el salir del clóset puede tener unas consecuencias bien serias para tu vida”, expresó Pedro Julio Serrano. Por su parte, Osvaldo Burgos auguró que el atleta abiertamente homosexual “va a estar condenado al banco (a ser suplente) en aquellos casos en que lo dejen en el equipo”. Ése fue el caso de Amaechi, particularmente cuando jugó para los Jazz del 2001 al 2003. Amaechi alega en su libro que el dirigente manifiestamente conservador del quinteto, Jerry Sloan, se enteró de su orientación sexual, y que eso influyó en su tiempo de juego y su eventual salida del equipo. Y, ¿quién puede dudarlo cuando Larry Miller,  ex dueño de Utah que falleció el año pasado , dejó demostrada su homofobia al prohibir que en una cadena de cines de su propiedad se  mostrara la película sobre un romance gay, Brokeback Mountain?

Tampoco se trata de un prejuicio exclusivo al ultraconservador estado de Utah. Recientemente, en Francia, el club de fútbol FC Chooz no aceptó que el defensa homosexual, Yoann Lemaire, se reincorporara al equipo tras tomarse una sabática afectado por los comentarios homofóbicos que hiciera uno de sus compañeros en televisión. Los directivos del equipo justificaron su decisión al decir que lo hacían para ahorrarle  burlas y situaciones bochornosas al jugador.

Es por eso que, según expertos y activistas, antes de que los atletas se sientan cómodos de asumir públicamente su homosexualidad, primero las instituciones deportivas deben tomar de medidas para asegurarse que  no se conviertan en víctimas.

“Yo le lanzo un reto al Comité Olímpico de Puerto Rico a que prohiban el discrimen por orientación sexual e identidad de género en Puerto Rico. Y, de la misma manera se lo lanzo a todas las federaciones (deportivas)”, expresó Serrano.

Se asoma un cambio

Aunque todavía haya sectores homofóbicos, fundamentalistas y represivos en la sociedad que apoyen los prejuicios contra los gays, ése no será el caso por mucho tiempo.

“La generación anterior todavía sigue siendo un poco más cerrada; no quieren aceptar que las cosas están cambiando”, expresó el voleibolista  “Vitito” Rivera.

Un vistazo a la página de Internet outsports.com, que recopila noticias sobre deportistas homosexuales, revela que un sinnúmero de atletas colegiales estadounidenses están practicando el deporte que aman y asumiendo abiertamente su orientación sexual.

Por otros lares también se están dando casos de atletas que no ocultan su homosexualidad. Quizás el más extraordinario sea el del galés Gareth Thomas, superestrella  de rugby (uno de los deportes más rudos del planeta), que fue reconocido en mayo de este año por la revista Sports Illustrated como el único atleta activo de un deporte por equipo que está fuera del clóset. Antes de que Thomas asumiera públicamente su homosexualidad hace cuatro años, ese espacio para un atleta gay  en su deporte estaba vacío, pero ya no más.

En el caso de Puerto Rico y Estados Unidos, ya sea en el BSN o la NBA, la pelota invernal o MLB,   seguimos a la espera de  un atleta que salga a la cancha o campo de juego sin tener que esconder una parte vital de su identidad como ser humano. Pero es sólo cuestión de tiempo...


 

Un paso al frente...

Aunque casi todos los hicieron  tras anunciar su retiro, este  grupo de atletas  asumió públicamente su homosexualidad.

David Kopay
Fútbol Americano

Fue running back en cinco franquicias de la NFL entre 1964 y 1972. Salió del clóset en 1975, tras reitrado, y se convirtió en uno de los primeros atletas profesionales en revelar su homosexualidad.

 

 

 

Billie Jean King
 Tenis

Ha sido una de las mejores tenistas de todos los tiempos. Ganó 12 torneos de Grand Slam entre 1966 y 1975. También fue una pionera al asumir abiertamente su homosexualidad en 1981.

 

 

 

Glenn Burke
Béisbol

Jugó en las Mayores de 1976 a 1979. Dio a conocer su homosexualidad siendo   jugador activo, pero luego dijo  que el discrimen hizo que se retirara. Murió de complicaciones relacionadas al SIDA en  1995. 

 

 

 

Roy Simmons
Fútbol Americano

Jugó con los Giants de Nueva York  desde 1979 hasta 1982, y fue al Super Bowl con los Redskins de Washington en el 1983. Salió del clóset en el 1992. En el 1997, se enteró de que es VIH positivo. 

 

 

 

Greg Louganis
Clavados

Este legendario clavadista esadounidense ganó oro en dos Olimpiadas y tres campeonatos mundiales. Compitió entre 1976 y 1987. Dio VIH positivo en 1988 y asumió publicamente su homosexualidad en 1994. 

 

 

 

Ian Roberts
Rugby
 
Estuvo activo en su deporte del 1986 al 1998. Salió del clóset en  el 1995, convirtiéndose en el primer atleta profesional australiano y primer jugador del rudo deporte del rugby en asumir su homosexualidad.

 

 

 

Billy Bean
Béisbol

Este guardabosques jugó con los Tigres de Detroit, Dodgers de Los Ángeles y Padres de San Diego entre 1987 y 1995. En el 1999, se convirtió en apenas el segundo  pelotero de las Mayores en salir del clóset. 

 

 

 

Esera tuaolo
Fútbol Americano

El ex jugador hawaiiano de ascendencia samoana militó con cinco equipos de la NFL entre 1991 y 1999. Salió del clóset en el 2002 y comenzó a trabajar con esa liga para reducir la homofobia. 

 

 

 

Sheryl Swoopes
Baloncesto

Se le considera una de las mejores baloncelistas femeninas en la historia. Fue tres veces Jugadora Más Valiosa de la WNBA, liga en la que jugó del 1997 al 2009. Salió del clóset en el 2005. 

 

 

 

Gareth Thomas
Rugby

Este galés, considerado uno de los mejores jugadores de rugby del mundo, ha militado con varios equipos europeos y ha representado a su país en más de 100 choques internacionales. Salió del clóset en el 2006. 

 

 

 

John Amaechi
Baloncesto
 
El centro británico jugó con tres quintetos de NBA y dos equipos europeos entre 1995 y 2003. Luego de salir del clóset en el 2007, ha trabajado como portavoz y activista político en el Reino Unido.

 

 

 

Gigi Fernández
Tenis
 
La boricua  ganó dos preseas de oro olímpico   y 17 torneos de Grand Slam en dobles de 1988 a 1997. Recientemente habló abiertamente al New York Times sobre la maternidad y la crianza de sus hijos junto a su compañera Jane Geddes.