El desarrollo de la lucha olímpica en Puerto Rico y afán de mejora de algunos de los mejores deportistas de la disciplina de la isla se plasma en el libro "De Sparta a Londres: Historias de Éxito y Superación".

El periodista Marvin Fonseca y el exluchador José "Beta" Betancourt son los autores de la publicación, que después de nueve meses de trabajo ha dado lugar a 144 páginas y 145 fotos de historia de uno de los principales deportes del olimpismo.

La idea de crear el libro, según contó Fonseca a Efe, fue de Betancourt, después de retirarse de la lucha tras su última medalla conseguida en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo de 2003, en los que logró colgarse el bronce.

Fonseca explicó que el propósito del libro no era solo relatar el desarrollo de la lucha olímpica en Puerto Rico desde 1960 a 1995, sino cómo el club Sparta se convirtió en el principal centro de luchadores de la isla caribeña pese a las vicisitudes de los atletas.

"El club Sparta significó la glorificación de mi carrera. Igualé o mejoré mis resultados", señaló Betancourt, máximo medallista de lucha de los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC), con ocho metales.

El libro presenta la historia de la disciplina de la lucha y narra las vidas deportivas de los llamados "Hijos de Sparta", deportistas como Mabel Fonseca, Franklin Gómez, Jaime Espinal y Manuel García, hijo.

"Es el máximo club de ganadores de medallas. Al final, los demás diez clubes que hay en Puerto Rico acuden al Sparta para desarrollarse", destacó Marvin Fonseca.

García fue el que bautizó al club con el nombre Sparta en referencia a la legendaria ciudad griega, donde los niños varones eran sometidos desde temprana edad a rigurosas rutinas de entrenamiento.

Esta preparación llevó a que en los primeros Juegos Olímpicos de la antigüedad, los luchadores de Sparta ganasen en la disciplina de lucha.

El libro incluye además la historia del técnico cubano Pedro Rojas Calafat, quien decidió crear el club Sparta, que le dio el anhelo más preciado por un entrenador, que uno de sus pupilos logre una medalla olímpica, tal y como hizo Jaime Espinal en Londres 2012 al alzarse con el segundo puesto en esta categoría.

Fonseca, con una carrera de cerca de 30 años en el periodismo y autor de cuatro libros, admitió que la historia que más le impactó de los luchadores fue la de Franklin Gómez, porque no solo se ha desarrollado a nivel deportivo, sino también educativo.

Fonseca estudió en la Universidad de Michigan State, donde en su último año universitario terminó con una marca de 27 victorias y dos derrotas, lo que le hizo ganarse el título nacional.

En 2011, Gómez logró ser subcampeón mundial, uniéndose a Mabel Fonseca como los únicos medallistas mundiales puertorriqueños, a lo que suma el bronce en los 59 kilos del Mundial del 2002 en Grecia.

Luego de la plata en el Mundial, Gómez ganó oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, por lo que se vislumbraba como el principal luchador boricua en ganar presea en las Olimpiadas de Londres 2012, pero problemas físicos le impidieron pelear por las medallas.

Betancourt, por su parte, dijo que empezó a luchar a los 11 años en el Colegio San Antonio Abad de Humacao, ciudad al sureste de Puerto Rico, en 1974.

"La razón por la que me matricularon en el colegio San Antonio Abad fue por la disciplina, pues mis padres no sabían qué más hacer conmigo", admitió Betancourt.

"Una vez yo comenzaba la temporada, los maestros veían que mi comportamiento era excelente, pero cuando recesaba, volvía a ser el niño hiperactivo", agregó el exluchador olímpico de Los ngeles 1984, Barcelona 1992 y Atlanta 1996.

Betancourt, además, tuvo la oportunidad de entrenar con el club Foxcatcher en Estados Unidos, uno de los equipos de mayor prestigio a nivel mundial.

Además de los luchadores puertorriqueños, en el club Sparta también entrenó el campeón olímpico de 1996 y siete veces campeón mundial, el búlgaro Valentin Yordanov.