El 2017 ha sido un año agridulce para la boricua Mónica Puig.

Su desempeño sobre las distintas canchas de tenis no ha estado a la altura que se esperaba de la medallista de oro olímpica. Hasta la fecha tiene balance de 21-22.

Sin embargo, la tenista puertorriqueña luce encaminada a cerrar la presente temporada de la Asociación de Tenis Femenino (WTA, por sus siglas en inglés) con una nota positiva.

Puig pasó  ayer a  a la final del Abierto de Luxemburgo cuando venció a la belga Elise Mertens  en dos parciales con marcador de 6-2 y 7-5. Puig inició su participación eliminando a la primera clasificada Angelique Kerber en dos parciales. 

La boricua disputará una final de la WTA por primera vez desde el 2016 cuando perdió ante Svetlana Kuznetsova en Sidney, Australia.

La oponente de Puig en la final será la alemana Carina Witthoeft. El juego iniciará a las 9:00 a.m, hora de Puerto Rico.

Será la primera vez que el dúo se enfrentará en un partido oficial de la WTA. Witthoeft aparece clasificada 73 en el mundo, mientras que Puig ocupa el lugar 69.

Puig tendrá la oportunidad de sumar su segundo trofeo de la WTA. El primero fue en el 2014 en Estrasburgo en Francia.