Son las 2:30 de la tarde, y el calor abusa sobre todo el que camina las calles del Viejo San Juan. La temperatura de casi 90 grados es una inusualmente alta para el mes de noviembre en Puerto Rico, pero para Mónica Puig Marchán, es perfecto.

“¡A mí me encanta el calor!”, repitió Puig en un par de ocasiones en un paseo que realizó, junto con Primera Hora, por el Paseo de la Princesa. El día antes, el miércoles, Puig había aterrizado en Puerto Rico para realizar, por primera vez en su carrera, parte de la pretemporada en la tierra que la vio nacer. 

“Hace mucho tiempo que no vengo a Puerto Rico y a mí me gusta disfrutar de la Isla, estar con mi familia. Estoy pasando un par de días con ellos antes de irme a entrenar, pero también aquí me siento como en casa; y es que estoy en casa”, compartió la tenista de 22 años.

Puig reside con sus padres en Miami, pero es evidente que se disfruta estar en Puerto Rico, donde viven sus abuelos, tíos y primos. Mientras caminaba por el Viejo San Juan, no dejaba de tomar fotos con su celular. Cuando pidió que la retrataran cerca de la Fuente Raíces, insistió en que saliera la bandera puertorriqueña en el fondo. En par de ocasiones, personas en la calle la reconocieron y le pidieron fotos, algo que también le sacaba una sonrisa en el rostro.  

Luego de varios días con la familia, Puig se trasladará hoy a un hotel en Río Grande para laborar allí por dos semanas bajo la tutela de su entrenador argentino Juan “Nacho” Todero y todo su equipo de trabajo.  

“Quería un cambio”, aceptó Puig, quien viene de una irregular temporada en la que finalizó con marca de 20-27 y 92 en el ranking mundial.  “Pero el que dio la idea de venir a Puerto Rico para la pretemporada fue Nacho, que me preguntó dónde quería hacer la pretemporada. Comoquiera íbamos a entrenar en Boca Ratón (Florida), que es nuestra base. Pero de repente me viene con la idea ‘y si vamos dos semanas a Puerto Rico’. Y yo obviamente, comencé a saltar (de la alegría), y aquí estamos”. 

El trabajo en la pretemporada boricua será, en su mayoría, para mejorar la condición física.  

“Estas dos semanas van a estar enfocadas en el lado físico. Voy a traer a mi preparador físico y mi masajista, todo el equipo de Pica Power viene a Puerto Rico, estoy bien contenta con eso.  Casi no vamos a tocar el tenis; voy a jugar cada día, pero por lo menos una hora y  media, solo la técnica. Fuera de la cancha, voy a nadar, (correr) bicicleta, correr; hacer muchas cosas diferentes”.

La decisión de Todero de venir a Puerto Rico es una muestra de la gran química y entendimiento que Puig ha establecido con su nuevo técnico. Todero es el cuarto coach de Puig desde el 2014. Pero desde que comenzaron a trabajar juntos en el Rogers Cup de Toronto hasta el final de la temporada, Puig amasó buen balance de 9-8. 

“Él es muy positivo conmigo, muy positivo en todo lo que dice. Aunque esté perdiendo por mucho, siempre me está mirando con una mirada positiva. Entiende mis emociones y le cuento de muchas cosas.  Yo creo que es muy positivo encontrar una persona que te entiende, especialmente cuando es un deporte que juegas sola. Él es el entrenador que creo que me va a llevar arriba”, se sinceró Puig.

RÍO ES LA GRAN META

Tras un 2015 que Puig describe como uno de “aprendizaje”, la puertorriqueña pone la mira en un 2016 en el que podría cumplir su gran sueño: competir en unos Juegos Olímpicos. Los clasificados a los Juegos saldrán del ranking mundial de junio. Y si Puig no se cae de su actual posición y disputa unos torneos obligatorios de la Copa Federaciones,  estará en Río de Janeiro para sus primeras Olimpiadas.

Cuando se le pregunta sobre el 2016, Puig suelta un suspiro al imaginarse desfilando con la delegación boricua en el Maracaná.

“Sería un sueño enorme ser parte del equipo olímpico de Puerto Rico, y poder ir a Río. Lo bueno de este año (2016) es que no tengo muchos puntos que defender, y sí para sumar. Mi meta número uno de este año es ir a las Olimpiadas, y representar a mi país. Sé que Puerto Rico espera eso de mí”, dijo Puig, medallista de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, y de bronce en los Panamericanos de Toronto 2015.  

“Estoy muy contenta de que voy poder ir a las Olimpiadas con chance de competir y de ganar. En estos últimos meses, desde que comencé a trabajar con Nacho, siento que mi juego ha elevado. Siento que por fin encontré a Mónica Puig, a mi juego. Necesito esta pretemporada para ponerme fuerte. Sé que el 2016 va a ser mi año”.

NO SE COMPARA CON LAS DE SU GENERACIÓN

El 2015 vio a Puig bajar en el ranking mundial, donde en el 2014 ocupó la posición 41, la más alta de su carrera. Las dudas, obviamente, comenzaron a aflorar. Puig acepta que en muchas ocasiones sintió decepción porque los resultados no llegaron.

Como si fuera poco, otras tenistas de su generación, como la venezolana-española Garbiñe Muguruza y la estadounidense Madison Keys, de 22 y 20 años, respectivamente, tomaron la WTA por asalto en el 2015. Muguruza es número tres del mundo, mientras que Keys ocupa la casilla 19. 

“Mi tiempo va a llegar. Yo trato de no enfocarme en lo que ellas están haciendo. Yo siempre me he considerado una late bloomer. Fue así en la categoría de Juniors; las dos finales de grand slam las hice casi llegando a los 17 años”, recordó Puig. 

“Lo bueno es que he estado 41 en el mundo. Sé lo que es estar en la segunda semana de un grand slam (Wimbledon 2013), ya gané mi primer título (Estrasburgo 2014), y ahora lo que falta es explotar en el próximo año. Tenemos un muy buen plan para la pretemporada, ya extraño la raqueta, extraño la cancha”, sentenció.