Florida.- Mónica Puig tiene una meta clara: convertirse en la mejor tenista del mundo. Con ese objetivo en mente ha cambiado de entrenador y se ha enfocado en mejorar su disciplina mental dentro de la cancha.

Y aunque sabe que aún debe trabajar duro para lograr su sueño, le gustaría medirse con Serena Williams para conocer exactamente cuál es su nivel.

"Siempre he querido jugar contra Serena. No me da miedo jugar contra las grandes porque me quiero medir dónde estoy con mi tenis", expresó el viernes la tenista puertorriqueña en una entrevista con AP mientras desayunaba en un restaurante en esta ciudad vecina a Miami.

"Sé cómo medirme con ellas. Puedo subir de nivel y me gustaría saber dónde estoy contra la número uno del mundo", agregó la boricua de 20 años, tras recordar que en 2013 le ganó a la número cinco del mundo, la italiana Sara Errani, 6-3, 6-2 en Wimbledon, y que cayó en tres luchados sets ante Venus Williams en Charleston.

Puig dijo que está completamente recuperada de una lesión que la mantuvo alejada de las canchas poco más de dos semanas y se siente "sana y súper bien".

Es consciente, sin embargo, que deberá ir paso a paso en esta nueva etapa que ha encarado este año, con el cambio de su entrenador belga Alain Vos por el portugués Antonio van Grichen.

Tal vez por eso en el corto plazo no se ha trazado grandes metas y más bien trabaja enfocada en mejorar su actitud mental en la cancha.

"Ahora mismo no me estoy poniendo tantas metas. Obviamente sí quiero ganar un torneo WTA, esa fue la meta del año, pero como he cambiado de entrenador ahora mismo tengo que reevaluar las cosas, tomar mi tiempo y aceptar que a veces no voy a tener las victorias tan rápidas", comentó la joven, mientras tomaba un jugo de manzana y comía un sándwich de huevo, queso y jamón en pan blanco. "Lo que quiero hacer ahora mismo es mejorar mi juego, ir poco a poco".

Tras su reciente derrota 6-4, 7-5 en el Masters de Indian Wells frente a la ucraniana Elina Svitolina, espera tener un mejor desempeño en el Masters de Miami que comienza la semana próxima en Key Biscayne, aunque no parece estar demasiado preocupada.

"Voy a ir a la cancha a competir y ganar, pero voy a entender que es un proceso, que las cosas no vienen así porque sí", dijo Puig, ubicada en el puesto 57 del ranking mundial. "No tengo nada que defender, no tengo nada de presión, sólo tratar de imponer mi juego y poner las cosas que he trabajado en práctica".

Puig — quien comenzó a jugar al tenis a los seis años, fue campeona de Centroamérica y del Caribe en 2010 y medallista de plata de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011— agradece a Vos haberla ayudado a ser la segunda mejor jugadora juvenil del mundo y a que comenzara de cero en el circuito profesional hasta llegar a entrar en el grupo de las 50 mejores tenistas, pero asegura que era tiempo de cambiar de entrenador y "escuchar otra voz".

"Necesitaba algo más, un poco más de disciplina en la cancha, cosas pequeñas que pueden hacer gran diferencia", explicó la tenista, cuya su mejor posición en el ranking mundial fue la 44 en agosto de 2013.

Explicó que eligió al portugués por su experiencia con jugadoras destacadas que bajo su tutela llegaron a estar entre las 10 mejores del mundo, entre ellas la estadunidense Jennifer Capriati, la bielorrusa Victoria Azarenka y la rusa Vera Zvonareva.

Puig, quien planea presentarse este año también en el torneo de Monterrey, la Copa Federaciones con Puerto Rico y el Abierto de Estoril, dijo que junto a Van Grichen está trabajando la parte mental porque "cuando estoy cansada, cuando estoy fresca, en esos momentos cruciales no puedo fallar".

Con su nuevo entrenador están en un período de prueba, pero por ahora todo marcha sobre ruedas, expresó.

La jugadora de 1,70 metros de estatura, que entrena en canchas al menos cuatro horas al día y otra hora y media más en parte física, sueña en voz alta.

"Ser número uno del mundo y ganar un montón de grand slams, esa es la meta. Y si Dios quiere una medalla olímpica. Sería un sueño completo", revela.

¿Y cuándo cree que lo conseguirá?

"Todavía tengo que evolucionar más en mi juego, pero ojalá que en dos años o por ahí", confía.