Bryan Alvarado, quien ganó el domingo pasado el campeonato mundial de cadetes de arco y flecha en Argentina, contó a su regreso a la Isla la inspiradora historia de cómo superó al huracán María para completar su preparación y alcanzar su gran triunfo.

“Con la medalla quería darle a Puerto Rico una razón para buscar esperanza”, dijo el toalteño a Primera Hora.

Alvarado reveló que el huracán María había destrozado el campo de tiro del Parque Forestal de Bayamón. Señaló que allí es donde entrenaba para el evento en el que participaron 46 cadetes de 23 países. Detalló que cables de electricidad y árboles derribados en la zona de tiro amenazaron con su semana final de preparación.

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Ante esa realidad, buscó alternativas de entrenamientos en este país, en donde casi todo quedó derribado, bajo agua, o inútil. Y como este atleta de 16 años no se iba a quedar de brazos cruzados, éste encontró una alternativa, ingeniosa pero peligrosa para entrenar.

Miró a la calle en donde vive, la cual es sin salida, en la urbanización Portobello en Toa Alta. Y al mirar se dio cuenta que podía improvisar allí un campo de tiro para terminar su preparación. Colocó al fondo de la calle la paca, como le llaman al blanco de tiro en este deporte. Calculó 50 metros desde la paca hacia el frente de su casa y así creo su campo de tiro.

“Estaba a una semana del mundial y esa era la única forma”, dijo Alvarado. 

“Tuvimos suerte que no vive nadie en la casa en donde estaba la paca”, agregó su padre, José Alvarado, quien le compró una paca a su hijo para que entrene a las cinco de la madrugada en los días de clase en la Academia Discípulos de Cristo en Bayamón.

Comenzó allí a tirar sus flechas. Tuvo cuidado y detuvo sus rondas de tiros durante la salida y entrada de los vecinos así como al juego de los niños que en esos días estaban libres de escuela, sin aparatos electrónicos que los anclaran al interior de sus casas. 

Agredeció que no tuvo ningún vecino que se molestara con sus ejercicios de tiro. Tuvo, todo lo contrario, apoyo total para que tirará con concentración y pulso en este deporte de precisión.

“Los vecinos me veían tirar y entendieron. Fueron solidarios y me dejaron trabajar”, dijo Byan.

Salíó de allí hacia Rosario, Argentina, preparado para competir contra los mejores cadetes del mundo en la modalidad recurvo a 50 metros, lo que demostró en su última flecha.

Llegó hasta la final ante el estadounidense, Ethan Merrill. Tiraron empates por cinco rondas y tuvieron que ir a una flecha final para decidir el oro y el campeonato mundial. 

Tiró primero Bryan, y el estadounidense segundo. El boricua le dio al centro de la paca, un 10. El estadounidense también. Pero el de la tierra destrozada por María se llevó el oro y el campeonato porque su 10 fue más cerca del centro.

Alvarado analizó al final de la competencia a María, a su Isla víctima, al campo de tiro improvisado y reconoció que todo lo anterior le sirvió de inspiración.

“Me funcionó como motivación. Me sentía preparado. Quería darle la medalla a Puerto Rico para que tuviera una razón para buscar esperanza”.