El Astrodome de Houston era una maravilla tecnológica cuando se inauguró en 1965.

Apodado la "Octava Maravilla del Mundo", el primer estadio con domo y aire acondicionado se había convertido en un lugar representativo de Houston, un símbolo de la capacidad de la ciudad para el sí se puede.

Sin embargo, con el advenimiento de estadios más grandes y más elegantes, el futuro de la gran estructura quedó en el limbo, vacía y deteriorada, en contraste con sus mejores momentos, cuando fue escenario de partidos de béisbol de las Grandes Ligas y de la NFL.

Después que los electores de Texas rechazaran el martes un plan para recaudar 217 millones de dólares con bonos para convertir al Astrodome en un enorme centro de convenciones y de otros eventos, el estadio posiblemente está condenado a la demolición.

"No podemos permitir que el Astrodome, una vez motivo de orgullo, permanezca como un barco oxidado en medio de un estacionamiento. Esta era la mejor iniciativa (para remozarlo) y los electores la rechazaron"; dijo el juez del Condado Harris, Ed Emmett. Cincuenta y tres por ciento votaron contra la propuesta.

Emmett dijo que la decisión final sobre la suerte del Astrodome recaerá en la Corte de Comisionados, el grupo de funcionarios locales que gestiona la administración del condado. Sin embargo, dijo que el futuro del estadio quedó casi sellado con el fracaso del referendo. Afirmó que habrá que tomar una decisión con rapidez pero no dijo cuándo.

Mientas que algunos partidarios se comprometieron a continuar la batalla a favor del estadio, grupos a favor de la conservación del lugar que habían defendido el referendo dijeron que ya no hay más que hacer.

"Como ha estado muchos años vacante, hay falta de pasión (por el Astrodome)", dijo Beth Wedower, funcionaria de alto rango en el Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica, uno de los grupos que apoya la renovación.

Wedower dijo que las acciones para promover la enmienda habían reactivado esa pasión. "Pero no fue suficiente", agregó.

El referendo contemplaba la creación de 32.515 metros cuadrados (350.000 pies cuadrados) de espacio para exhibiciones mediante el retiro de los asientos interiores y la elevación del piso al nivel de la calle.

Otros cambios incluían crear  37.160 metros cuadrados (400.000 pies cuadrados) de superficie para una plaza y espacio verde en el exterior.

Una coalición de grupos locales y nacionales a favor de la preservación del lugar, así como un comité de acción política, se habían unido en un intento por convencer a los electores de que el Astrodome debía renacer y no ser demolido.

Según estudios, el costo de la demolición del Astrodome oscila entre 29 millones y 78 millones de dólares.

Inaugurado en 1965, el Astrodome fue la sede del equipo de béisbol Astros de Houston y de los Petroleros de Houston de la NFL.

Tenía espacio interior suficiente para albergar un edificio de 18 niveles bajo su techo de 63,5 metros (208 pies) de altura.

Sin embargo, el Astrodome se quedó sin una sede de equipos deportivos en 1999 y no se han celebrado competiciones desde 2009.

Aunque estructuralmente mantiene su solidez, este estadio simbólico ha caído en el deterioro. El sábado, miles de personas compraron asientos del lugar, fragmentos del AstroTurf y otros objetos en una subasta de recuerdos.

El uso más prominente que se le dio en los años recientes fue de albergue para desplazados de Luisiana por el huracán Katrina en 2005.