Paris.- Inmediatamente después de su inesperada eliminación temprana en el Abierto de Francia en 2012, con los ojos llenos de lágrimas, Serena Williams no podía imaginar qué enseñanza podría aprovechar de una experiencia tan dolorosa.

Por primera —y hasta ahora única— vez en su carrera, Williams perdía su encuentro inicial en un torneo de Grand Slam. No solamente eso, sino que una mujer a la que muchos consideraban la favorita para llevarse el título era eliminada por una adversaria que estaba en el puesto 111 del escalafón del mundo y con 20 derrotas en la primera rueda de 46 torneos grandes anteriores. Y como si fuera poco, Williams perdía después de haber estado a dos puntos de la victoria contra la francesa Virginie Razzano.

Cuando la estadounidense de 31 años regrese el domingo a la cancha Philippe Chatrier para enfrentar a Anna Tatishviili —el primer día del Abierto de Francia 2013 también presenta a su hermana mayor, Venus, y al diecisiete veces ganador de títulos de Grand Slam, Roger Federer— lo hará con una comprensión diferente de lo que le salió mal hace doce meses, y quizás con una pizca de reconocimiento a la experiencia iluminadora.

"A veces pienso '¿Debería estar feliz de haber perdido el año pasado?' Una nunca sabe lo que puede pasar en tu carrera y por qué suceden las cosas", conjeturó la tenista, primera cabeza de series en individuales que también jugará dobles con su hermana. "Por eso me ha resultado muy provechoso advertir que cada partido cuenta".

"Siempre lo supe", prosiguió después de una pausa, "pero también me percaté de lo que necesitaba hacer para concretar todo mi potencial".

Es raro el atleta profesional, de cualquier deporte, que da por sentado que vencerá a un oponente supuestamente inferior. Al parecer da la impresión de que eso le ocurrió a Williams.

Claro que hay otras explicaciones para lo que ha hecho en las canchas desde esa derrota: la buena salud, que su madre, Oracene Price, considera el principal motivo del reciente éxito de Williams; el trabajo con un nuevo técnico, Patrick Mouratoglou, que dirigió su sesión de entrenamiento el sábado, y lo que Williams describe como "mantener la calma" durante los partidos.

Pero por cierto es de ayuda tomar en serio cada partido, incluso ante jugadoras como Tatishvili, que este año tiene una foja de 2-10, con dos derrotas en otras tantas apariciones en Roland Garros, y que nunca ha avanzado más allá del puesto 50 en el escalafón.

"Una siempre debe estar lista para jugar", dijo la estadounidense, "y esperar cualquier cosa".

Ahora que vuelve al Abierto de Francia, que ganó en el 2002, está jugando tan bien o mejor que nunca. Tiene una racha de 24 victorias, como parte de una foja de 36-2 con cinco títulos en la temporada. Desde esa derrota ante Razzano, Williams tiene un récord de 67-3, incluso títulos en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos que elevaron su cosecha a 15 títulos de Grand Slam.

Con tres más, Williams igualaría a dos estrellas del Salón de la Fama, Martina Navratilova y Chris Evert con 18. Margaret Court encabeza la lista con 24 títulos, seguida de Steffi Graf con 22 y Helen Wills Moody con 19.