LOS ANGELES - Los padres y las madres que pudieron viajar a esta ciudad para ver competir a sus hijos e hijas en los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales tienen clara su misión: gritar con todas sus fuerzas desde las gradas para que esa vibra positiva impulse a los atletas a dar lo mejor de sí.

El paseo por Los Ángeles, la principal ciudad californiana que resalta por su infinito catálogo de oferta turística y de entretenimiento, se lo darán en otra ocasión, si surge la oportunidad.

“Nosotros vinimos a apoyar a nuestros atletas, a ver sus ejecutorias. En un futuro viaje, quizás, entonces podremos ver la ciudad”, estableció Fernando de la Vega, padre de la nadadora Cristina de la Vega Almeyda e integrante de la Junta de Directores de Special Olympics Puerto Rico (SOPR).

Es que el papel de los familiares en un evento de este tipo es vital. Ya sea al entrar al área de competencia o a su salida, los atletas siempre levantan la vista hacia las gradas para buscar a los suyos. Agitan sus manos, levantan los brazos en señal de triunfo, lanzan besos al aire, y todo eso se lo reciprocan los parientes y compañeros de delegación que van a verlos competir.

En el caso de Puerto Rico, los equipos de cada deporte tienen solidaridad absoluta con todos los integrantes. Los atletas que están libre de competencia son llevados a ver a los que  están activos, y los padres hacen lo propio aunque no sean sus hijos los que estén participando de preliminares o finales.

Entonces, se les ve caminar de una instalación a otra, principalmente, en la Universidad del Sur de California (USC), donde se hospeda y compite la mayoría de la delegación boricua.

Las banderas de Puerto Rico no pueden faltar, y mucho menos los teléfonos móviles con los que toman fotos y vídeos de las ejecutorias de los atletas.

“Te puedo decir que he gozado con todo lo que he visto de los muchachos compitiendo. Ha sido maravilloso y están haciendo su mayor esfuerzo”, afirmó Lety Mojica, madre de la nadadora Summer Mora.

“Yo soy mamá de (una atleta de) natación, pero he podido ir a ver a los de atletismo”, agregó.

Esa presencia refuerza el ánimo que le dan los entrenadores a los atletas cuyos padres no pudieron viajar a Los Ángeles.

“Estamos muy felices, todos los atletas la están pasando bien. Ha sido una experiencia inolvidable para ellos”, resumió Olga Almeyda, madre de Cristina de la Vega y también integrante de la Junta de Directores de SOPR.

“Estamos sumamente entusiasmados, contentos, porque la delegación está pasando una experiencia extraordinaria representando a su país”, añadió De la Vega.