El llanto de Miguel Cotto lo viven también múltiples atletas que, como él, han pasado horas, días y meses alejados de sus familias.

“Me identifico totalmente con él”, dijo, por ejemplo, el veterano e internacional dirigente de baloncesto Flor Meléndez. “Por eso es que lo más que me gusta de sus peleas es cuando veo a su esposa e hijos en el ringside”.

En una entrevista con Prensa Asociada, el peleador cagüeño lloró al hablar sobre el sacrificio de estar alejado de su familia para poder cumplir con los compromisos de su carrera.

Este sentimental tema es común entre los atletas y deportistas de alto rendimiento que son responsables de llevar el sustento a sus hogares al cumplir compromisos lejos de la familia.

En esos casos, la distancia de la familia no la achica ni la tecnología ni las amistades que compensan a los familiares ni las victorias que celebran en la cancha. “Yo no puedo concentrarme, aún cuando sé que mi hija está bien”, dijo la voleibolista internacional, Karina Ocasio, con experiencia en las ligas de Corea, Italia, y Turquía.

Cotto está firme en su retiro, lo que en el boxeo es complicado, cuando haga en diciembre su última pelea en Nueva York ante Sadam Ali. Ha dicho y reafirmado en donde quiera que le preguntan, que se retirará para dedicarle tiempo a su familia, de la que estuvo ausente por largos periodos mientras se dedicaba a los entrenamientos de su laureda carrera, la que comenzó en el 2001.

De esa manera, Cotto ha verbalizado un tema que pocas veces los atletas tocan con sentimiento. Ha abierto un tema que, en muchos casos, es intocable para los atletas, que prefieren mantener la vida familiar de forma privada a los medios y, por tanto, a sus seguidores.

Primera Hora habló con varios atletas y deportistas internacionales para que le hicieran eco a Cotto, si es que ese es o fue su caso. Adelante, las experiencias de cada uno de los entrevistados.

Flor Meléndez 

“Muchas veces, cuando sales por ahí para afuera la mente tuya está corriendo. Cuando me iba para afuera era como si estuviera preso. Sí tenía la libertad de ir a comer cuando yo quisiera, y de dar las prácticas. Pero luego, cuando estás encerrado en una habitación y no tienes a tu esposa o hijos, que lo que tienes es el televisor o un espejo, la soledad la tienes constante. Tienes que estar peleando con ella. Te preguntas: ¿cómo estarán? ¿Les hará falta algo? Aún sabiendo que están bien. Yo tuve la suerte que tengo una santa mujer que me decía ‘tú ve que yo me encargo de ellos’. Pero es duro. Al que tiene responsabilidad de padre le cuesta irse para afuera a trabajar”.

Iván Calderón

“Por lo mismo que le ha pasado a Miguel Cotto, por el tiempo que no le dediqué a mis dos hijos, es que decidí ser padre otra vez. Tengo hijos de 19 y 18 años y una de 4 años. Eso no lo digo como un consejo para Miguel Cotto ni para nadie. Ese es mi sentir. No estuve en cumpleaños y graduaciones de mis hijos. En este momento, ya retirado, quise tener otro hijo para vivir la realidad del padre, de llevar a los hijos a la escuela, de compartir con ellos, de celebrarle los cumpleaños”.

Karina Ocasio

“Pienso en Cotto y le doy gracias a Dios porque mi hija siempre ha viajado conmigo. Mi hija tiene que estar en los planes en los contratos que firmo. Ahora mismo está en los planes de mi próximo contrato. Mi hija es lo primero cuando hago los contratos. En la selección, si no hay nadie que me la pueda cuidar, siempre va conmigo. Ya ella está acostumbrada. Lo más que he estado sin ella fue hace dos años, cuando me fui un mes a jugar a China, y no fue fácil. Uno no se concentra, aún sabiendo que está bien. Ahora que está más grande, yo puedo seguir jugando, pero tengo que pensar en ella para que pueda crear sus propias memorias”.